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domingo, 12 de diciembre de 2021

Pero ¿de qué cabeza ha salido esta gilipollez?

     Como es sabido, el Ministerio de Consumo, uno de esos departamentos que no deberían existir, ya que se creó no para gestionar un área del interés general, sino para resolver la particular urgencia de Pedro Sánchez de sumar las cinco carteras que necesitaba para su socio podemita, está especializado en medidas inútiles y campañas estúpidas. La última es la delirante huelga de juguetes convocada para hoy, que cumple los tres objetivos indispensables de sus monsergas: regañarnos, adoctrinar y, sobre todo, llamar la atención para batallar contra ese olvido que sería su destino natural. Hay una cosa clara: todo lo que nos está costando a los españoles este ministerio parásito es un despilfarro en beneficio de Sánchez, de la cuota de poder de sus socios y de quienes viven a costa del propio ministerio. A mí esto me parece una forma de corrupción, no sé si enmascarada o todo lo contrario: descarada. 

    Esta campaña en concreto ha costado 80.000 euros y su plato fuerte es el vídeo que os reproduzco a continuación, aunque sé muy bien que no haría falta, porque ya es conocidísimo:


    Este vídeo me parece de una torpeza abismal por mil razones, de las que me limitaré a señalar las más palmarias: tiene poquísima gracia y echa un tufillo totalitario que tira para atrás. La primera no necesita explicación y la segunda se aprecia en algunos rasgos muy evidentes. En primer lugar, está la escenografía. Fijaos en la de esta imagen, que es muy parecida:


    Pertenece -no haría falta la precisión- a la película El gran dictador, de Charlot. Fijaos en los elementos más importantes: el líder ante el micro enardeciendo a las masas (en el anuncio garzoniano, las oímos vitorear) y la imagen icónica que está a su espalda, la cual es el emblema de esa fuerza imparable en movimiento. En el vídeo ministerial, en lugar del emblema (bajo el cual Chaplin ocultó la cruz gamada del Hitler al que parodiaba y atacaba en su película), lo que aparece es la cara de un osito, que nos hace recordar las escenografías soviéticas con el rostro de Stalin: la venerada imagen del líder, otro típico fetiche totalitario. ¿No han encontrado los publicistas de Consumo para convocarnos a su huelga un imaginario que recordase a cosas mejores que las arengas de Hitler y Stalin? Y que nadie me diga que Chaplin usó ese mismo imaginario para atacar a Hitler, porque el gran genio del cine mudo se sirvió de la liturgia nazi como elemento negativo (en el momento reproducido en la imagen, Charlot está en el pellejo de Hitler/Hinkel, no del humilde barbero que desbarata sus planes), y no con las connotaciones positivas con que aparecen los convocantes de la huelga juguetera. Y por cierto: en la labor de crear esta imagen atractiva de los oradores tampoco han estado muy sembrados, especialmente, por una razón: los rasgos de sectarismo izquierdista son tan zafios y escandalosos que cometen el error de parecer dirigidos solo a un sector muy limitado de la ciudadanía, lo cual representa una torpeza comunicativa y, lo que es peor, un enfoque inadmisible en una campaña ministerial. Con el atuendo de la muñequita que inicia el discurso solo se identificarán quienes sean muy alternativos y sus gestos y su cara de mala leche recuerdan demasiado a Greta Thumberg abroncando al mundo mundial: ¿se habrán creído en el Ministerio de Consumo que esta engreída criatura concita el aplauso universal? Pues se equivocan, porque a mucha gente le cae bastante antipática, me consta que incluso entre los propios ecologistas. No mucho mejor es el Supermosca ese que habla después, que remata la faena con lo del puño en alto, como si estuviese en la fiesta del PCE. Hace falta ser muy sectario y estar muy autoconvencido para no haberse dado cuenta de estos detalles.

    Si ya desde un mero análisis no verbal el sectarismo de la campaña y sus connotaciones totalitarias la convierten en un desastre, la cosa no es que mejore con los textos. ¿Qué memez es esa de que los juguetes tienen el derecho a jugar con el cien por cien de los niños? No vale ni como recurso estilístico, porque es la falacia sobre la que se construye un mensaje absurdo. Los juguetes no tienen derecho a nada, los que tienen derecho a jugar son los niños, y también a elegir sus juguetes. Todos hemos sido niños y muchos hemos tenido hijos y/o la oportunidad de tratar con niños, muchos o pocos, así que cualquiera que se lo proponga está en condiciones de saber verdades como estas: que son los propios niños quienes eligen sus juguetes; que, hasta donde sus papás pueden pagárselos, eligen y consiguen los que les da la gana; que esa elección no tiene derecho a impedírsela ni a condicionársela nadie; que, al final, juegan con lo que les apetece: recuerdo el caso genial de un día de Reyes en que a un niño que conozco le regalaron un juguete carísimo y él acabó jugando... ¡con la caja!; que esto mismo puede pasarles a muñecas que acaban en las manos de un niño o a superpistolones que acaban en manos de una niña, y que de hecho ocurre millones de veces, así que a nadie debería causarle desvelos esta cuestión; que la verdadera ruindad es querer fiscalizar por delirios ideológicos o de cualquier otra índole con qué juegan los niños, especialmente, si se hace desde instancias gubernamentales; que todo el mundo sabe de padres que alguna vez se han puesto militantes con este asunto y les han endilgado a sus hijos juguetes "de niña" y a sus hijas juguetes "de niño" y que, por fortuna, esos hijos acabaron pasando de las estupideces de sus padres y esos padres entendieron que habían hecho el gilipollas... Y así. 

    Y, hablando de gilipollas, os invito a que repaséis el vídeo y escuchéis lo que dice el Supermosca ese que va vestido de amarillo, el que parece estar convencido de que la mejor manera de eliminar el sexismo y acabar con los roles de género es ir a fastidiar a los pobres niños en algo tan sagrado para ellos como sus juguetes. Ya solo con eso se lo tendría que hacer ver, pero fijaos en otra cosa: su tufillo totalitario: tooooodo el mundo tiene que participar de sus ideas, toooooodo el mundo tiene que unirse a su huelga. Este vídeo deja muy claro el pie político del que cojean sus autores, que tienen dos convicciones muy peligrosas: la de estar en posesión de la verdad y la de que todos estamos obligados a acatarla. Eso no es democracia. Para políticas así, no deberían crearse ministerios pagados con el dinero de todos los españoles. 

    ¿Qué les pasa al feminismo, al pacifismo y a otros ismos con los juguetes de los niños? ¿De verdad creen que dándole una Barbie a un niño y un tanque a una niña se acaba con el machismo y las discriminaciones por razón de sexo? ¿De verdad creen que una niña que juega con una cocinita estará irremisiblemente destinada a ser la esclava del hogar? ¿De verdad creen que un niño que juega con una escopeta de tapones acabará siendo un asesino? ¿Tan lerdos son? ¿En qué mundo viven? ¡Que dejen en paz a los niños, ¡joder!, por favor, ellos no tienen la culpa de sus obsesiones!

    Lo dejo ya. No he entrado en un aspecto crucial del vídeo: la cuestión "del sexismo y los roles de género", y ha sido por la sencilla razón de que Juan Soto Ivars la aborda tan acertadamente en un artículo de "El Confidencial" que me ha parecido mejor callar y enlazároslo.  

14 comentarios:

  1. ¿Dejar en paz a los niños? Ni a los niños ni a nadie. Los juguetes son el aperitivo, el plato fuerte en Canet de Mar.... Y de postre? ¡Netflix!

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    1. Y el menú del día, el adoctrinamiento, con amplio temario: nacionalismo, independencia, rasgos identitarios, lenguas propias, feminismo, diversidad sexual, transexualidad, lenguaje inclusivo, memoria histórica...

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  2. ¡Se ha olvidado del veganismo, el animalismo y el cambio climático hombre! A donde vamos a ir a parar...
    ¡Feliz Navidad!

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  3. Más que una huelga de juguetes parece una huelga de juguete. Un niño mimado, que no ha dado un palo al agua en su vida, convoca una huelga desde la moqueta de su despacho. Y asi sigue jugando con todo lo que está a su alrededor. Y es que son como niños.

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    1. Niños ni-nis: se permiten todos los caprichos, se comportan como déspotas y no producen nada positivo.

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    2. Mariano del Mazo Unamuno16 de diciembre de 2021, 20:13

      No sé por qué pone desconocido. Soy Mariano del Mazo.

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    3. ¿Llevabas la mascarilla cuando has puesto el comentario?

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  4. Después de escuchar la noticia sobre este nuevo alarde de estulticia, me fui a mi recopilación de aforismos sobre la estupidez. El primero, de Cicerón, ya es una sentencia definitiva: «La necedad es la madre de todos los males».

    https://medymel.blogspot.com/2018/04/sobre-la-estupidez-humana.html?spref=tw

    Y es que los dirigentes que estamos sufriendo nos están llevando de mal en peor hacia la idiotización de la sociedad, no sé si sin maldad o como estrategia de dominación. Si fuese con intención perversa, sólo cabría combatirla con la inteligencia o, en último extremo,... En fin, Pablo, que hasta se nos rompen los esquemas.

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    1. Ese artículo tuyo era muy bueno, lo recuerdo y lo recomiendo. Sobre ese mismo inabarcable tema, también recomiendo "Breve tratado sobre la estupidez humana", un librito chispeante y agudo, como no podía ser de otra forma, ya que es de Ricardo Moreno Castillo. Primorosa edición de la editorial Fórcola. Y en cuanto a la rotura de los esquemas, lo peor es que junto con ellos se están cargando otras cosas igual de importantes, como los límites o el respeto a esas reglas que se supone que sirven para que esto no sea la jungla.

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  5. https://www.vozpopuli.com/espana/garzon-suspende-agenda-contacto-positivo-coronavirus.html?fbclid=IwAR2iN_w7tZas9xpYeNJ2CMI6dp6F6DFdJM-5jnYdo1qAYLDLAO-tR3lpPsc Es de traca lo de este necio.

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    1. La verdad es que suspender una huelga de juguetes porque el líder se ha puesto malito es de Toy Story 27. Dejando esto aparte, la gran primicia que ha dado hoy Vozpópuli es la dimisión del inmarcesible Lolito Castells, al parecer, también porque estaba malito, ¡estos podemitas mucho bravuconear, pero al final resulta que son de mantequilla! Ya se sabe que su sustituto va a ser Joan Subirats, al que supongo que tú conocerás mejor. Parece ser que es otro jenízaro de la Colau, así que me temo que no vamos a ganar mucho con el cambio.

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    2. Debería quedar confinado de por vida (léase: apartado de la política). Las frivolidades de este comunista de salón –como las ocurrencias de otros de su cuerda– son más peligrosas que las maldades de un estalinista real.

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    3. Y encima, no se sabe muy bien si era más gandul que incompetente o más incompetente que gandul.

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