Se difunde hoy la noticia de que el Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso de inconstitucionalidad contra la prisión permanente revisable que en 2015 interpusieron el PSOE, el PNV, IU y otros defensores de monstruos disfrazados de defensores de los derechos humanos (1). No puedo dejar de destacar que el Gobierno que más uso (más bien, abuso) ha hecho del decreto como forma de aprobación de leyes enlaza con esta la tercera reprobación en pocas semanas procedente del TC, es decir, la tercera constatación de que Sánchez y su equipo -los mismos de los asuntillos de Ábalos, el caso Gali, los indultos a los golpistas o la mesa con sus valedores- se han saltado nuestra máxima ley a la torera, lo cual ya es diluviar sobre inundado.
Esta noticia debe sin duda llenarnos de satisfacción, porque la prisión permanente revisable es un procedimiento para tener encerraditos y controlados a personajes que han cometido crímenes espeluznantes, tanto que quizás se quede corto y deberíamos pensar que sería mejor y más razonable la cadena perpetua, luego retornaré sobre esto. Y, por supuesto, me ratifico en mi radical condena de quienes impulsaron el recurso, a los que, por tal iniciativa, no puedo considerar otra cosa que defensores de monstruos. En 2018, cuando, aprovechando la subida de Sánchez, esa megafactoría de maldades que se conoce como PNV intentó cargarse la prisión permanente revisable sorteando al Constitucional, escribí un artículo bajo el título de Sobre penas inhumanas y tratos crueles, con el que fustigaba la indecente palabrería que los peneuvistas habían usado para presentar su inmundicia. Ese mismo recurso utilizó antes que yo Rocío Viéitez, la madre de las niñas a las que su padre, David Oubel, mató con una motosierra. Volveré a citar las palabras que dirigió por aquellos días a los cínicos lobos que se disfrazaron bajo la piel de cordero de la defensa de los derechos humanos:
A esos 162 votos que piden su derogación: ¿podrían por favor decírmelo a la cara y hablarme de irresponsabilidad, desproporcionalidad, dignidad, crueldad, inhumanidad...?
Y es que esos señores, cuyos móviles ocultos radiografié sucintamente en aquel artículo, estaban procediendo de un modo que supongo que debió de alegrar mucho al propio Oubel y a otros criminales repugnantes cuyos historiales enlacé allí. Insisto una vez más: defensores de monstruos. Y ya que estamos en esto, querría hacer una precisión sobre el lenguaje de la noticia de "El Mundo" que he enlazado al principio, lenguaje que supongo que se va a repetir hasta la náusea. Después de enumerar los magistrados del TC que han votado a favor de la prisión permanente revisable, dice:
Por su parte han votado en contra los magistrados María Luisa Balaguer, Juan Antonio Xiol y Cándido Conde Pumpido, miembros del sector progresista del órgano.
¿No deberían haber sido un poco más cuidadosos con el uso de la palabra "progresista" al hablar de una cuestión tan delicada como esta? Lo digo porque algún despistado que aún no sepa lo devaluado que está quedando este término puede pensar que esos tres jueces que estaban a favor de aliviar el rigor contra los grandes criminales son ángeles que están a favor del progreso, mientras que los otros siete serían adustos defensores de una justicia retrograda, lo cual es más que discutible. Un poco de sensibilidad, señores periodistas, ustedes, por razones de oficio, deberían hacer un uso muy consciente del lenguaje.
Decía antes, en fin, que debemos celebrar la derrota del recurso contra la prisión permanente revisable, pero también dije que quizás deberíamos, alcanzado este punto, ir pensando ya en que lo que nos hace falta es la cadena perpetua, no solo porque no es ninguna monstruosidad, pues está vigente en países muy civilizados, sino también porque me temo que, a pesar de los aspavientos de sus detractores, la prisión permanente revisable es en el fondo una medida que no nos protege lo suficiente. Si miráis la información del enlace de la nota dos, no solo establece el precepto de revisión de la pena a los 25 o los 35 años -que aquí sin duda pasará a hacerse inexcusable-, sino que además lleva aparejadas medidas de permisos de salida a los ocho años y de tercer grado a los quince, lo cual, a mí, mirando a los personajes cuyos historiales vengo mencionando, me inquieta bastante. ¿Podrían Oubel o el Chicle pasearse por la calle dentro de ese plazo? Lo veo improbable, porque tendrían que superar filtros que son bastante serios, pero... La pregunta que me hago y que me inquieta es esta: ¿existe con la legislación actual la posibilidad de que un condenado a prisión permanente revisable pueda un día volver a salir de la cárcel? Me parece indudable que sí y entonces me entenderéis mejor si veis quiénes son en la actualidad los presos sujetos a esa pena y las razones por las que se la han ganado (3).
Supongo que ahora os queda más claro, ¿verdad? Igor el Ruso, el descuartizador de Pioz, el Chicle, Oubel, Ana Julia Quezada...: personas que han cometido crímenes horribles y que, además de eso, en bastantes casos, cumplidos esos veinticinco años (o tal vez quince, u ocho), todavía estarán en condiciones de cometer más. Gente así no puede andar suelta por la calle, porque su libertad demasiado a menudo la pagan carísima seres humanos inocentes, de esto hay montones de ejemplos, por no hablar del hecho de que sus crímenes por sí solos merecen un buen castigo. Pese a quien pese, buena noticia es que no hayan podido dinamitar la prisión permanente revisable, pero tengo muy claro que para algunos criminales se queda corto todo aquello que no signifique encerrarlos de por vida.
1.- La nómina completa de recurrentes podéis verla aquí: Nota informativa 64/2015 del TC. Me produce una decepcionante sorpresa ver entre ellos a UPyD, o lo que quedase entonces de ese partido.
2.- Guía sobre la prisión permanente revisable.
3. Los condenados a prisión permanente revisable en España.
Las ideas lujosas, para adquirir estatus moral, y social distinguiéndose del común que, sujeto a las consecuencias reales de sus ideas o actos, se conduce vulgarmente.... La uña del meñique del señorito, señal de no verse obligado a trabajar... No nos libraremos de ésto jamás, está en la naturaleza humana el luchar por el estatus y la aversión al trabajo... De éllo hablaron, y hablarán grandes pensadores, pero el que lo resumió con más gracia fué Julio Camba.
ResponderEliminarCuando el estatus moral y el sentirte tan puro en tu caridad que puedes mirar por encima del hombro a los insensibles que no perdonan se obtiene santificando a los asesinos, nos hallamos en el terreno de la aberración. En España ya hace tiempo que no nos chupamos el dedo y muchos no nos creemos las franciscanadas esas de que el criminal no es más que otra víctima: quien tal haga, que tal pague.
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