Aburrido como una mona en la ópera, me pongo a ver una película en la tele y a los cinco minutos veo que es una de esas de robos perfectos, así que apago y acabo ante el ordenador, porque no hay un género cinematográfico que me resulte más cargante, con esas bandas de tipos encantados de conocerse a sí mismos que elaboran planes de precisión digna de la NASA, pero con la pequeña diferencia de ser disparates inverosímiles. No debo de ser el único que piensa así, cuando han sido muchos los directores que han hecho parodias de esas historias absurdas, que, muy significativamente, han dado las mejores cintas del género. Os dejo aquí media docena de joyas.
-Atraco perfecto. Es la única de las seis que no es una parodia, aunque sí lleva un título irónico (en español, porque en inglés es The killing, que va por un lado muy distinto). Es de 1956 y, para mi gusto, una de las muchas obras maestras de Kubrick. En 83 minutos, narra con concisión una historia de gran crudeza que, entre otras, tiene la virtud de dejarnos claro por qué son pamplinas las historias del tipo Ocean's Eleven.
-Rufufú. El título original de esta película de Mario Monicelli es I soliti ignoti. Es de 1958 y, como suele ocurrir en este tipo de películas, parodia una anterior "seria", Rififi, por el procedimiento de la traslación a lo cutre, tanto de los ambientes y los personajes como del botín obtenido, con golpes (de humor, no de robo) realmente geniales. ¿Habrá en la historia del cine alguna película de robos que explotara este recurso anteriormente? No lo sé, pero después lo aprovecharon también con éxito otros directores.
-Atraco a las tres. Esta película de José María Forqué llegó a las pantallas en 1962 y se ajusta a la perfección a eso que se llama película de culto: conozco a gente que se sabe de memoria diálogos enteros. Aquí los chorizos desastrosos no son delincuentes habituales, sino honestos ciudadanos que un día se hartan de sus existencias grises y deciden iluminarlas por el camino de dar un palo en el banco en el que trabajan. La película es bastante corrosiva en general y, aparte de sus méritos intrínsecos, sube muchos enteros si tenemos en cuenta que se estrenó en plena época franquista: aunque no lo hubiera querido su director, la mediocridad de las vidas de esos infelices metidos a atracadores aficionados por fuerza tenía que verse como una metáfora de la vida del país. A eso contribuyó sin duda el reparto: ¿qué hacían José Luis López Vázquez, Cassen, Gracita Morales o Manuel Aleixandre planeando atracos? Surrealismo puro.
-Granujas de medio pelo. Esta película de Woody Allen del año 2000, en alguna ocasión la he visto calificada como película menor. Ignoro las razones, pero yo me reí bastante con ella, como con todas las de este artículo, si exceptuamos Atraco perfecto, que da para pocas risas. La mezcla de alta sociedad y chorizos casposos, los personajes, la deriva de la relación entre el golpe y la tapadera... Esas genialidades del cine cómico de Woody Allen.
-Ladykillers. Conocida también como El quinteto de la muerte, esta película de los hermanos Coen de 2004 se inspira en una británica de 1955 con la que comparte título e intenciones paródicas. Tratándose de una película de los Coen, los personajes esperpénticos de andanzas ídem estaban asegurados. Genial Tom Hanks, profesor de griego metido a despiadado delincuente, pero no es, ni de lejos, lo único gracioso de la película.
-Torrente 5: Operación Eurovegas. Es de 2014. En sus primeras escenas, Santiago Segura se metió a profeta político bufo y luego resultó que, con la deriva política real de España, casi lo clava, mejor dicho, se quedó corto, porque sacó a Pablo Iglesias de jefe de la oposición, y ahora resulta que es vicepresidente, saquemos conclusiones. Ya, ya os estoy oyendo: Oye, guachimán, ¿esta peli es una joya? Puede que no lo sea, pero tiene muchas escenas y ocurrencias muy graciosas, y además, en lo referido al tema de este artículo, tiene una gran virtud: mientras la banda está elaborando sus planes, vemos unas escenas que nos presentan la versión Ocean's Eleven, o sea, cómo imaginan ellos que van a salir, pero después vemos cómo los ponen en práctica y... en fin. En este capítulo, es la que deja más clara la construcción paródica.
Le recomiendo " Crimen Ferpecto", de Álex de la Iglesia.
ResponderEliminarLa cual podría estar en este artículo con todos los méritos.
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