Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

sábado, 4 de mayo de 2019

Praxis eductiva. 29: kit para entrevistas con padres

   Repasando viejos papeles, me he encontrado con una guía de consejos para las entrevistas con los padres que escribí hace algunos años. Parte de la base (realista al máximo, piensen lo que piensen los hipócritas o los ingenuos) de que la inmensa mayoría de las entrevistas con los padres se producen por motivaciones problemáticas, de ahí que no haya incluido entre los consejos las marcas de té más aconsejables, el tipo de porcelana para las tazas ni observaciones sobre la música de fondo. Creo que aún pueden ser útiles, así que aquí os dejo lo que, a mi modo de ver, debería llevar un profesor a toda entrevista con padres:
            1. Información de sobra acerca del asunto que se va a tratar.
            2. Bastante información acerca de otros asuntos que puedan relacionarse con él.
            3. Un buen conocimiento del hijo de esos padres y de su situación en el centro en todos los aspectos.
            4. Predisposición al diálogo (en cantidades industriales).
            5. Disposición para escuchar (en la misma dosis).
            6. Disposición a ayudar (toda la posible) y propuestas y/o soluciones concretas aplicables a los problemas del alumno.
            7. Seriedad y honestidad.
8. Respeto para los presentes y los ausentes.
            9. Sinceridad y realismo: lo más catastrófico que se puede hacer es percibir o reflejar las cosas distintas de como son. Particularmente peligrosa (por su atracción y por sus resultados) es la tentación de pintar bonito lo feo: aunque al principio rinde beneficios, suele llevar a finales pésimos y llenos de desencanto. Engañarse uno mismo es una majadería y engañar a los demás, en este contexto, una falta de profesionalidad.
            10. Perspicacia. A veces, se nos pasan por alto aspectos claves de lo que estamos tratando, o las personas te ocultan deliberadamente parte de lo que te deberían contar.
            11. Una dosis razonable de optimismo: hasta en la peor situación, existe algún aspecto o alguna posibilidad positiva que deben señalarse. Nunca hay que cerrar la puerta a la hipótesis de una solución, aunque sea remota, ni percibir las cosas más feas de lo que en realidad son, error tan nocivo como su contrario. Por otra parte, muy a menudo me he encontrado con padres a los que les venía fantásticamente un poco de apoyo moral, que se podía conseguir con solo desmontar los excesos de pesimismo con que se presentaban (disculpad que me meta a psicólogo, no lo volveré a hacer más, os lo prometo).
            12. Flexibilidad y sentido autocrítico: el profesor o el centro pueden estar tan equivocados como cualquier otro.
            13. Firmeza. Debes tener claro hasta dónde puedes o debes llegar y hasta dónde no. No hay por qué aguantar excesos verbales (o de otra índole) que a veces se producen; no hay por qué ceder ni comprometerse ante posiciones o peticiones extralimitadas, irrealizables, presumiblemente perjudiciales o absurdas.
            14. Cordialidad y calidez, siempre que no sean artificiales ni estén fuera de lugar (si alguien viene con el hacha levantada, la ley no te obliga a recibirle con una sonrisa de oreja a oreja).
            Este "kit" no te lo entregan cuando entras en el oficio, sino que lo vas adquiriendo tú poco a poco con la experiencia y el paso del tiempo. A mí me ha servido bastante, porque, usándolo, creo haber sido de utilidad a la mayoría de los padres con los que he tratado, lo cual me produce una gran satisfacción. Os diré además que con frecuencia me encuentro con padres de ex-alumnos míos que se dirigen a mí de forma afectuosa, lo cual está muy lejos de deprimirme. La gente, cuando viene al instituto, suele hacerlo para resolver problemas que conciernen a sus hijos y la mayoría se presentan con una disposición positiva y saben apreciar tus esfuerzos por ayudarles; ahora bien, es cierto que hay una minoría de personas que irrumpen avasallando, faltando al respeto o pidiendo la Luna: frente a estos, resulta siempre muy útil una buena dosis de recurso número 13 del "kit".
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario