Acaba de salir la sentencia contra Cassandra Vera por sus desafortunados tuits contra Carrero Blanco y se ha formado el lógico revuelo por la desproporción de la pena: un año de prisión. Estoy en absoluto desacuerdo con esta condena, disparatada consecuencia de la desaforada, represiva y totalitaria legislación impulsada por el PP en materia de derechos civiles. En los países democráticos como el nuestro, este tipo de normas, además de ser inadmisibles por injustas, son inoperantes, pues, como está sucediendo ahora, al llegar el momento de aplicarlas, su gran inadecuación genera un fuerte rechazo social, lo que obliga a buscar recursos para no llevar a cabo sentencias de este tipo.
Esto, a veces (como en este caso), tiene otra consecuencia negativa: la de hacerlas contraproducentes, ya que el resultado puede ser que el tener que perdonar un castigo abusivo deje impune a alguien que, como Cassandra Vera, haya realizado actos que sin duda merecen algún escarmiento. Conclusión: por justicia, inteligencia y sentido democrático, hay que tener un exquisito cuidado para fijar en las leyes castigos equilibrados. Mejor hubiera sido para nuestra sociedad y nuestro sistema judicial que a Cassandra Vera se le hubiera impuesto una pena razonable y así nos habríamos evitado el penoso espectáculo de ver como ella y sus partidarios convierten en víctima a alguien que ha obrado de manera muy ruin. Para demostrar esto, dejo aquí un par de noticias donde se recogen algunos de los tuits lanzados al mundo por esta muchacha:
-Antología general:
-Contra Cristina Cifuentes cuando estuvo a punto de perder la vida:
Supongo que, a la vista de estas perlas, nadie medianamente razonable defenderá los actos de esta mujer. Ella podrá tener lo que quiera contra Carrero Blanco, pero es una mezquindad inadmisible escarnecer continuamente y en medios de difusión general a alguien que murió en un atentado terrorista y basar las "gracias" en alusiones a ese atentado, como no son de recibo esas manifestaciones a tuitazo limpio de sus ánimos asesinos contra los sanfermineros, los canis o los fachas, ni -lo que, a mi juicio, es lo peor de todo- los deseos de muerte públicamente dirigidos contra Cristina Cifuentes cuando esta se hallaba en grave riesgo de morir. Si Cassandra Vera tiene toda esta porquería en su interior, que se la guarde o la comente en sus círculos privados, pero que la proyecte en medios de comunicación de largo alcance ni puede permitirse en una sociedad civilizada ni considerarse uso de la libertad de expresión, sino atropello grosero y cobarde de las personas contra las que ha lanzado sus penosas ocurrencias.
No: lo que ha ejercido Cassandra no es la libertad expresión, así que resultan un tanto cínicas sus quejas de ahora y lamentable el circo que han montado IU y Podemos sacándola en procesión. Cuando unos partidos hacen lo que están haciendo estos, ponen en duda su sensibilidad democrática; concretamente lo de Podemos, usando este asunto como cortina de humo para no condenar el golpe de Estado encubierto que está produciéndose en Venezuela, resulta una pirueta vergonzosa.
Lo triste de este caso es que, en esta sociedad tan polarizada, cuando abres la boca para poner en tela de juicio las supuestas bondades de esta señora, directamente te sacan los muertos en las cunetas y te llaman franquista. Para ellos lo que no es blanco es negro, y no dudan en utilizar la falacia del hombre de paja para hacer ver lo que no es.
ResponderEliminarCarlos, hace nada, en los blogs de dos amigos he visto esta frase de Orwell: "La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro". Aquí hoy en día eso es complicado por lo que tú dices: cada trinchera tiene su neolengua y sus dogmas de acero galvanizado. Luego están los hechos, que son muy tozudos: a esos que defienden a Cassandra, me gustaría ver la gracia que les haría estar entre la vida y la muerte y que alguien fuera poniendo tuits manifestando sus deseos de que la palmaran. Un saludo.
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