Sabéis que, mientras el tsunami de la crisis nos mantiene muy ocupados, los valedores del carcomido statu quo de nuestro país, especialmente, el Gobierno, siguen queriendo mantener algunas cosas que deberían estar en proceso de desaparición o sometidas a debate. Así, por ejemplo, puesto que ahora estamos muy preocupados por si dentro de una semana vamos a tener un euro que llevarnos al bolsillo, el PP ha accedido al Gobierno con unas propuestas medioambientales que ponen los pelos como escarpias, cito algunos ejemplos: Ley de Costas, urbanización en Cabo Cope, urbanización en Valdevaqueros, urbanizar espacios protegidos (en esto, con la alegre complicidad del PSOE), Eurovegas, retirar el apoyo a las energías renovables o mantener las centrales nucleares y tal vez construir más.
En Japón, el tsunami de marzo de 2011 produjo un gravísimo accidente nuclear en Fukushima, acerca del cual cada vez es más frecuente la llegada de noticias que hablan de manipulaciones y mentiras que producen temblores ( temblor 1, temblor 2, temblor 3) y en las que siempre se halla inicuamente envuelta la compañía TEPCO, propietaria de la central. La catástrofe de Fukushima hizo que países como Alemania decidieran cerrar sus centrales nucleares, lo que, y más a la vista de las últimas noticias, parece un ejemplo de sensatez y buen gobierno, cosas de las que sin duda carecemos aquí. Una última cuestión: planes como el de Valdevaqueros, Cabo Cope y algún otro que cito demuestran que el proyecto económico de nuestra clase política es el siguiente: capear el temporal como se pueda mientras dure la crisis (cargándola sobre la ciudadanía, claro) y, después, resucitar la política del ladrillazo, que tan sabrosos beneficios les ha aportado.
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