Según la noticia del enlace, la organización de defensa de la naturaleza WWF, que, aunque haya quienes la critiquen, tiene prestigio, alcance mundial y 51 años de ejercicio de su labor en este mundo miserable, va a plantearse el próximo 21 de julio si priva al rey Juan Carlos I de la presidencia de honor que ostentaba desde 1968, a consecuencia de las críticas recibidas por el lamentable asunto de los elefantes.
Supongo que muchos pensaréis que esto es una tontería -y más, con lo que está cayendo-, pero vuestro amigo el guachimán cree que tiene su importancia. Ahora que se ha puesto de moda ese engendro de "la marca España", los que pensamos que eso ha existido de toda la vida bajo el nombre de prestigio de un país, hemos creído siempre que eso del prestigio es un bien muy valioso que hay que cuidar con mimo. El prestigio de un país no reside solo en los goles, las voleas desde la red o las exportaciones, sino que también está en el respeto de los valores generalmente aceptados, y, en el mundo civilizado de hoy, la defensa de la naturaleza es un valor muy importante. Es una pena que, por un desliz más de imagen que de fondo, la corona española y España vayan a perder puntos en este terreno. Pobre marca España, ¡qué difícil se lo estamos poniendo!, y eso que los señores de WWF no parece que se vayan a pronunciar sobre asuntos más gordos aún, como Eurovegas o los planes de Cañete con respecto a la ley de costas.
Últimamente, España podría compararse con un coche que empezó un bonito viaje hace tiempo, pero dejó pasar kilómetros y kilómetros sin preocuparse de hacer revisiones ni rellenar el aire de las ruedas. Eso, a la larga, se paga.
No es ninguna broma por lo que ello representa de prestigio para la Corona y por lo tanto para la imagen de España. A quien no le interese el tema quizá es que no se haya parado a pensar que esto se llama una "Monarquía Representativa".
ResponderEliminarSaludos
Exacto, Paco. Y lo que parece ser y yo lamento es que esa monarquía representativa está devaluada y representa a un país también devaluado. Es necesaria una revaluación, pero, a ser posible, planteada en términos justos y equilibrados. Un saludo.
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