Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

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sábado, 30 de diciembre de 2023

La gran incongruencia: aprobar suspendiendo

    El título de este artículo coincide con el de uno de los apartados de La escuela insustancial (1) y lo escribo movido por unos datos aparecidos el pasado martes en "El Mundo" acerca del porcentaje de alumnos que obtienen el Graduado en ESO con asignaturas suspensas, datos que me suscitan alguna reflexión, entre otras razones, porque vendrían a ser una ejemplificación práctica de las cosas que en ese libro explico. 

    1.- Un 23% de los alumnos de 4º de ESO pasa de curso con suspensos. Este es el titular de la noticia (al menos, en la edición en papel del diario) y su asunto principal. Es, sin duda, un hecho gravísimo, pero, a mi juicio, la redacción del titular oculta un poco hasta qué punto, porque no es solo que esos alumnos "pasen de curso" -los que no abandonen la enseñanza, puntualicemos-, sino que también obtienen el título de Graduado en ESO y con ello, además de pasar de curso, pasan de etapa, pues acceden al Bachillerato o a la FP de grado medio, lo cual eleva mucho la magnitud del daño, porque al hecho de obtener un título con una capacitación más que dudosa agrega el de llegar a unos escalones educativos superiores sin la preparación adecuada, con lo cual, como la experiencia lleva décadas demostrando, son fuertemente perjudicados esos alumnos abocados al fracaso y la frustración y a la vez esos niveles educativos, que se verán degradados por la masificación y los males que lleva casi inevitablemente aparejados: la ralentización de los programas, el descenso de los niveles y, más veces de las que nos gustaría, la disrupción. 

    2.- Si se dan títulos a quienes no los merecen, nuestra enseñanza es una estafa. Es el colofón natural de lo anterior: una estafa para los alumnos (veintitrés de cada cien, ahí es nada) y para la sociedad, a la que se está engañando en el nivel de cualificación de los titulados y del sistema que los forma. ¿Estaríamos contentos si supiéramos que 23 de cada 100 cirujanos o bomberos o policías o profesores o arquitectos de nuestro país son dueños de un título que esconde una falsa cualificación? Pues, salvando las proporciones (a los chicos que se gradúan en ESO no se les destina a hacer operaciones, apagar fuegos, detener a delincuentes, enseñar o construir edificios), dar títulos de ESO con asignaturas suspensas es también una irresponsabilidad. En el artículo, además se refuerza esta tremenda acusación de gestión irresponsable y fraudulenta (que padecemos desde 1990, año en el que se implantó la LOGSE) con algunos datos que la confirman, en especial, uno: que, mientras la evaluación externa del informe PISA refleja un mal estado de nuestra enseñanza, en nuestro país los datos de titulados en ESO están disparados y cada vez con más expedientes de calificación brillante (esto lo sabemos por otras noticias), cuya proliferación es también dudosa, por usar un término piadoso. Otro dato que resulta decpcionante son las cifras que reúno en este cuadrito:

 

Aprobados totales

Titulados con

todo aprobado

Titulados

con suspensos

Pública

85’5%

58’8%

26’6%

Concertada

92’7%

75’3%

17’5%

Privada

98%

87’6%

10'5%

    No voy a entrar en los porqués de que la enseñanza pública obtenga peores rendimientos generales (es asunto ajeno a este artículo y bastante complejo), pero quiero fijarme en un dato: el de que, de las tres redes que componen nuestro sistema educativo, sea la pública la que, con diferencia, conceda más títulos a alumnos que tienen asignaturas suspensas. Siendo como he sido profesor de la pública y considerando como considero esas titulaciones una estafa, este dato me produce disgusto, ahora bien, para quienes estén afilando el cuchillo contra la enseñanza pública por este cuadro, recomendaré no precipitarse, porque con algunas cosas que aún quedan por decir veremos que no es tan condenatorio para ella como podría parecer. Adelantaré que, por mucho que me disgusten, los aprobados con suspensos no son hoy responsabilidad de los centros, sino una imposición legal, así que poca culpa de ellos les debemos atribuir a las juntas de evaluación que los conceden. La irresponsabilidad y la estafa de este caso son canalladas atribuibles en exclusiva a quienes han elaborado la LOMLOE y la han impuesto

    3.- El fraude que no sale en las cifras. El gráfico que refleja en el artículo de "El Mundo" los titulados en ESO con asignaturas suspensas de los últimos once cursos brinda bastantes informaciones muy enjundiosas, pero me fijaré solo en la secuencia de los tres últimos: 19-20 (12'9%), 20-21 (18'5%) y 21-22 (23'3%). La primera cifra y la última son, respectivamente, la más baja y la más alta de toda la serie, lo que en el caso de la primera se explica porque aquel curso fue el de las clases telemáticas por culpa del confinamiento, y la presión de la entonces ministra de Educación, Isabel Celaa, en favor del aprobado general (2) produjo este exagerado resultado, mientras que la explicación de lo del segundo caso es bien sencilla: ya estaba plenamente vigente la normativa sobre evaluación de la LOMLOE, que favorece de forma grosera el aprobar y hasta titular sin límite de asignaturas suspensas, con lo que este 23% que hoy nos escandaliza quizás dentro de unos años nos parecerá un dato excelente. 

    Está, por otro lado, el mapa en el que se refleja el porcentaje de alumnos que obtienen el Graduado en ESO con asignaturas suspensas desglosado por comunidades autónomas, el cual arroja este paradójico resultado: que Cataluña (15'8%) y la comunidad vasca (18'3%), dos regiones en plena barrena educativa y recientemente vapuleadas por PISA, son las que menor porcentaje presentan de titulados con suspensos, muy por debajo de Castilla y León (25'2%), Madrid (25%) y Navarra (25'3%), que todo el mundo sabe que son las mejores en enseñanza, aunque me apresuro a aconsejar que nadie tire cohetes, porque, a última hora, todas están sometidas a la deplorable legislación general. 

    La explicación de esto es la misma de ese sorprendente 12'9% general del curso 19-20: el falso aprobado, es decir, la práctica de poner cincos -y quién sabe si notas más altas- donde debían haber figurado cuatros, treses y hasta calificaciones más bajas. Esto es indiscutible, no solo porque es una tremenda incongruencia que el año en que más dificultades hubo o las comunidades en que más alumnos hay que leen malamente presenten los mejores balances de expedientes limpios, sino porque, como cualquiera que conozca nuestra enseñanza sabe muy bien, es un procedimiento usado aquí -y en todas las redes: en la pública, en la concertada y en la privada- desde hace años, precisamente para blanquear las estadísticas de aprobados, bien con intereses comerciales o bien en aras del gran objetivo que, desde la LOGSE, impera en nuestra enseñanza: poder presumir de unas cifras de aprobados lo más próximas posible al cien por cien, independientemente de los procedimientos con que se consiga. Y entre estos, ha sido muy utilizada la presión sobre los profesores, eso que llevan décadas ejerciendo padres, alumnos, directivos y el propio sistema, ya hemos visto las cosas que decía la señora Celaa. 

    Siempre he dicho que los resultados de nuestra enseñanza son en realidad peores de lo que parece, porque se valoran, como no podría ser de otro modo, a partir de las calificaciones emitidas, que son la base de informes y estadísticas, las cuales nunca podrán reflejar esos aprobados que en realidad debieron ser suspensos, porque de eso nadie deja constancia, pero existe y no es de leve proporción. Una prueba de ello sería algo bien conocido: la constatación que se hace en las universidades de las grandes carencias de los alumos que acceden a ellas, que llegan aprobados e incluso con buenos expedientes. Esto ha sido así desde 1990, pero, ya desde 2020, con la normativa de la LOMLOE, el Graduado en ESO se puede obtener sin límite de suspensos, el Bachillerato se puede conseguir con una asignatura suspensa y, en ambos casos, los criterios de evalación y titulación son descabellados, nuevas trampas que se han añadido al ya mencionado aprobado falso para esa enloquecida búsqueda del cien por cien de aprobados a cualquier precio. En consecuencia, se impone una duda: si ya estábamos mal, ¿alguien piensa que vamos a mejorar?

    4.- Un par de puntualizaciones al artículo de "El Mundo". Pues no, no vamos a mejorar, porque la LOMLOE está pensada para mantener la línea actual, y férreamente, así que no es posible de ningún modo encaminarse hacia la mejora, sino todo lo contrario. Y el supersólido anclaje de esta línea está en los procedimientos de evaluación marcados por la propia ley, es decir, de obligado cumplimiento. Acerca de la evaluación se dicen un par de cosas en el artículo de "El Mundo" que se deben precisar. La primera se refiere a la de la LOGSE, sobre la que se señala que "tampoco había límite de suspensos y se produjeron muchos problemas en los institutos, porque la arbitrariedad provocaba peleas entre los profesores en las juntas de evaluación que llevaron a muchos centros a poner sus propias reglas para establecer criterios objetivos". La cosa se le pareció bastante, pero falta puntualizar que la decisión de los centros de poner sus propias normas se fundamentó en una orden sobre la evaluación en ESO de 1992, que determinó que el título se concedería por decisión "adoptada de forma colegiada por el conjunto de los profesores a través del procedimiento que establezca el Proyecto Curricular". Así se produjo el caos que se produjo y ya pocos recuerdan: que cada centro tenía sus propias normas, que en general se fijaron con arreglo al número de asignaturas suspensas, lo que mitigó algo el gran sindiós, a pesar incluso de que se produjera el esperpento de que en un centro se pudiera titular con dos suspensos y, en el de al lado, con cuatro, fue muy fuerte lo de la LOGSE.

    Pero se podía empeorar y el PSOE lo ha demostrado con la LOMLOE. Hay en lo relativo a ésta otra pequeña inexactitud en "El Mundo", cuando dice que en abril de 2020 Isabel Celaa permitió por el Covid que los alumnos de la ESO pasaran de curso u obtuvieran el título  sin límite de suspensos y añade luego: "La dispensa de Celaa ha permanecido hasta hoy y tiene su reflejo en la útima estadística, del curso 2021-22".  No es así; el "permiso" para promocionar o titular en ESO sin límite de suspensos no es ya ninguna dispensa de Celaa, sino lo que marca la normativa hoy vigente. Será muy ilustrativo ver lo que dice el RD 217/2022, que es el que lo fija, en su artículo 17, 2:

    "Las decisiones sobre la obtención del título serán adoptadas de forma colegiada por el profesorado del alumno o alumna. Las administraciones educativas podrán establecer criterios para orientar la toma de decisiones [...] siempre que dichos criterios no impliquen la fijación del número ni la tipología de las materias no superadas". 

    No es, pues, como se ve, ni casualidad ni dispensa prorrogada de nadie lo que permite titular en ESO con asignaturas suspensas: es ley, y nótese que esta va mucho más allá, porque no se limita a abrir esa opción, sino que prohíbe usar las asignaturas suspensas como criterio, es decir, trata a esa posibilidad de titular con suspensos como un derecho protegido. La LOMLOE profundiza el caos de la LOGSE y lo blinda contra posibles ataques del sentido común. La LOMLOE es una ley concebida contra la calidad de la educación. Muy probablemente, triunfará en su objetivo de erradicar el suspenso, pero dará un poco igual, porque, con el marco de siembra de la ignorancia que establece, cuando llegue el día en que por fin alcance el ansiado cien por cien de aprobados, el sistema será tan penoso e inútil que valdrá tanto como el cien por cien de suspensos. 


1.- Os reproduzco unas líneas de aquel apartado: "En la LGE, el título más elemental, que era el Graduado Escolar, se daba si el alumno lo tenía todo aprobado, y ni que decir tiene que lo mismo ocurría con el Bachillerato; en la FP, siempre ha sido obligatorio tener aprobados todos los módulos y asignaturas para obtener el título de grado, en todos los sistemas y cualquiera que fuese su nivel, desde el grado superior a la FPB. Lo razonable y sensato para obtener un título es haber acreditado la suficiencia, y eso siempre supone el tenerlo todo aprobado. En este marco, resulta incomprensible el paso que dio la LOGSE al determinar que su título básico pero esencial, el Graduado en ESO, pudiera obtenerse con asignaturas suspensas, medida que derogó con mieditis la LOCE, mantuvieron la LOE y la LOMCE y la LOMLOE ha traído a los demenciales extremos de hoy. Sabemos, además, que esta ley ha ampliado el alcance de la insensatez al Bachillerato, al permitir que se obtenga con una asignatura suspensa. ¿Qué trayectoria se ha recorrido desde un Graduado Escolar obtenido con catorce años y con la obligación de aprobarlo todo hasta un Graduado en ESO obtenido con dieciséis y sin límite de asignaturas suspensas, más un Bachillerato -nivel no obligatorio y que siempre ha llevado implícito un cierto matiz de excelencia- obtenido con dieciocho y la posibilidad de tener una asignatura suspensa? La que salta a la vista: el camino de la degradación. Solo con ver detalles como este, queda muy claro que el sistema logsiano fomenta desde la propia formulación legal la mala calidad de la enseñanza."

2.- Aquí tenemos una prueba de que así lo hizo esta nefasta dirigente: Celaa y el aprobado general.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

¿El fin del fraude del bilingüismo en Madrid? ¡¡Champááááááááááán!!

     ¡Y del bueno, faltaría más! Según una noticia con muchos rasgos de verosimilitud publicada hoy en "El Debate", el Gobierno autonómico madrileño ha decidido que, a partir del curso 2024/25, las asignaturas de Geografía e Historia se impartirán en español en todos los centros sostenidos con fondos públicos de la región, incluso en los programas bilingües. Ya sé que esto, en rigor, no significa el fin del bilingüismo escolar, pero es una seria estocada a ese desafortunado invento que ya en un artículo mío de 2009 (publicado aquí en 2012) llamé, con toda la justicia que los hechos han venido confirmando durante veinte años, EL DISPARATE DEL BILINGÜISMO. Además, si leéis el artículo de "El Debate", veréis que gravita en todo él un tono de reconocimiento de que el bilingüismo escolar este de la CAM ha tenido mucho de fracaso y ha sido en general perjudicial para los alumnos y para el aprendizaje de su lengua propia, el español, que es la que debe estar por delante de todas, porque es en la que se asientan su conocimiento y su maduración, reconocimiento, que, siquiera de forma implícita, se rastrea también en las palabras del consejero de Educación, don Emilio Viciana. 

    Si llevo quince años o más diciendo que este programa es un camelo y debería suprimirse, comprenderéis lo mucho que me satisface esta noticia; si las casi dos décadas que este inmenso error lleva azotando a miles de alumnos son las mismas que llevamos muchos niños, padres, profesores y asociaciones señalando que esto no funcionaba y además causaba múltiples perjuicios, capataréis la magnitud del daño y de la responsabilidad de esos gobernantes que han estado tanto tiempo manteniéndolo solo por estúpida demagogia, aunque no puede caber duda de que conocían los estragos (1). Hay que felicitar a quienes hoy parecen empezar a reconocer el error e intentar subsanarlo, y solo me produce un ligero fastidio cierto dato que aparece en la noticia: que la medida se toma a raíz de unos informes de los Movimientos de Renovación Pedagógica. ¡Esta sí que es buena! ¡Años y años de voces clamando contra el desaguisado y ahora resulta que se va a actuar porque lo han descubierto los MRP! ¡Ja-ja-ja, me troncho! Esto es un rabotazo demagógico más, y podrían habérnoslo ahorrado, porque representa una falta de respeto a la multitud de padres que, durante dos décadas, se han estado quejando y avisando del perjuicio que este disparate les estaba acarreando a sus hijos. 

    De cualquier forma, bienvenido sea este primer e importante paso en el desmantelamiento del delirio bilingüe, ahora lo que hace falta es llevarlo hasta el final. 


1. Todos los defectos que se mencionan o se hallan implícitos en la noticia, se conocían ya desde el principio. Los más graves y generales los expuse en el artículo mío enlazado arriba, pero aquí dejo otro en el que recopilaba más información: El verdadero objetivo del programa bilingüe.

sábado, 16 de diciembre de 2023

Viene de morado

       Me contaron hace tiempo un chiste sobre argentinos bastante malo. En un pueblo de aquel extraordinario país, entra un hombre a la estación y le pregunta a la taquillera:

    -¿A qué hora shega el tren de Buenos Aires?

    -Viene demorado.

    -Bonito color, señorita, pero le preguntaba por el horario.

    Eso me dije cuando vi a Sánchez en el show de autobombo que se montó hace unos días en la presentación de "su" último libro, Tierra firme: ¡viene de morado! "Bonito color, señorito", podría haberle dicho para rematar el chiste cualquiera de los dos entrevistadores, y habría estado muy a la altura del servilismo sonrojante que exhibieron (1). Os dejo aquí un enlace con el acto de la (ejem) presentación completo, por una razón muy sencilla: HAY QUE VERLO:

PRESENTACIÓN DE TIERRA FIRME

    ¿Y por qué hay que verlo? Por cómo se retrata Sánchez y, sobre todo, cómo se retrata el sanchismo.

    Después de tantísimos atropellos, abusos y enormidades que parecen haberle salido impunes o incluso rentables, Sánchez se está viniendo muy muy arriba. Como el maldito duende de Héroes del Silencio, se siente tan fuerte que piensa que nadie le puede tocar, o esa es al menos la impresión que da. No se le resiste nada, va a toda leche. A toda leche y de morado, así es él. Por eso, ha llegado a una fase de absoluta desinhibición y provocación: ¿me criticasteis por publicar un libro "mío" sin haberlo escrito yo y durante mi presidencia? Pues ahí tenéis, otro más. Y lo voy a presentar en público rodeado de mi peña. Y voy a ir de morado. Y voy a dar un recital de grosería y a reíme de todo el mundo, como me reí de Feijoo en el Congreso. Y voy a dar la amnistía. Y al debate parlamentario de su aprobación ni me voy a molestar en ir. Y en el Parlamento de Europa voy a llamar fachas a Vox y al PP y nazi al PPE. Y después me voy a largar y al Weber ese lo voy a dejar con la palabra en la boca. Ahí queda eso, os jodéis, que pa eso soy el presidente. Lo dicho: provocación.

    Y, encima, la presentación de eso no tuvo nada, porque la "obra maestra" se tocó solo de pasada en las preguntas de los entrevistadores, que fueron pretextos para que Sánchez desplegara un completo alarde de autobombo y un severo chaparrón de ataques al PP y a Vox, en general, sin venir muy a cuento, aderezado todo con toneladas de mentiras, fingidos gestos de responsabilidad, pérfido victimismo y el resto de trucos del repertorio de este contumaz falsario. Y, por supuesto, con permanentes guiños a la selecta seleccionada audiencia, que estuvo los 65 minutos del acto cómplice, entregada, extasiada, con sonrisa de bobalicona admiración, premiando con carcajadas las ingeniosas gracias del amado líder...: así es Sánchez, así es el sanchismo. Tenéis que verlo.

    Viene de morado y sin embargo va toda leche, echando humo. Está exultante. Se cree que ha vencido y por eso ya está dando botes y, lo que es peor, escupiendo sobre el adversario. Así es Pedro Sánchez, un firme candidato a estrellarse, lo cual tiene el serio inconveniente de que es también el actual maquinista de nuestra locomotora. 


1.- Y lo exhibieron AMBOS, así que sorprende que algunos se hayan cebado solo en Jorge Javier Vázquez y hayan pretendido salvar a Ángeles Caballero. Hasta he llegado a leer que fue más incisiva, cuando ocurrió justo al revés: estuvo más servil que su colega, porque envolvía todas las preguntas en un rollazo explicativo destinado a demostrarle al gran jefe que ella estaba de su lado. Tenía un miedo que se podía ver, oler y tocar, mientras que Vázquez llegó a permitirse algunas confianzas (eso del tuteo y alguna cosilla más) que me temo que le van a costar caras. Fue, además, el que le insistió a Sánchez con el asunto del debate electoral que perdió con Feijoo el pasado 11 de julio, sin ver -inexplicablemente- lo que esto molestaba al sátrapa.

domingo, 10 de diciembre de 2023

"Conocimiento en crisis", de Inger Enkvist

     El pasado mes de marzo, asistí a una presentación de Conocimiento en crisis, un ensayo escrito por Inger Enkvist, y tuve al final la satisfacción de que la propia autora me firmase un ejemplar. Se trata de un libro que despliega una severa crítica contra los planteamientos educativos del autodenominado progresismo, que ha llegado a imponerlos en diversos países desarrollados. Allá donde lo ha conseguido, el resultado ha sido siempre el mismo: UN CATASTRÓFICO HUNDIMIENTO.

    Puede llamar a engaño que la señora Enkvist comience el libro con un capítulo titulado "El constructivismo social en la escuela sueca", pues cualquiera podría pensar que lo que ocurra en las aulas de tan lejano país no es de su incumbencia, pero esto sería un gran error por dos razones. La primera es que, conforme la autora va desgranando los males con que el constructivismo ha demolido la enseñanza sueca, el lector español -y me temo que los de otros países- va comprobando con horror que son los mismos que están hundiendo la española, y además, con unos mecanismos muy parecidos. La segunda es que a lo largo del libro la señora Enkvist va salpicando multitud de referencias y ejemplos de diversos países, que refuerzan la universalidad de su diagnóstico.

    ¿Y cuáles son esos males? La inyección de las falacias del posmodernismo en el enfoque educativo, el destierro de la exigencia y la transmisión de conocimiento, la comprensividad, la prevalencia de lo emocional, el igualitarismo desincentivador, las neorreligiones del género y el desarrollo sostenible, la multiculturalidad y, como un doble marco que envuelve todo esto, la minusvaloración del saber y el desprecio por la verdad.

    Parece claro que esta enfermedad no la padece solo Suecia. Como la autora sostiene, el mal es un trenzado en el que se abrazan lo educativo y lo político, de ahí que proceda en su libro a una exposición y repaso de las propuestas del constructivismo en lo social y en lo educativo, relacionándolas con las del posmodernismo, lo que lleva a cabo a través de un exhaustivo recorrido por las aportaciones de autores favorables a esas corrientes o contarios a ellas. 

    Como cabalmente estamos comprobando hoy en España, en el mundo actual existe un poderoso conglomerado ideológico -que abarca lo político, lo filosófico, lo epistemológico y lo educativo- que se fundamenta en un peligrosísimo basamento: la negación de la existencia de la verdad. Su modelo de sociedad es un caos demencial presidido por el relativismo y nada benigno para la ética o los principios, en el que conviven (es un decir) mil variopintas identidades, todas ellas autosuficientes para dotarse de un discurso e imponerlo al resto por el mero hecho de formularlo, ya que para el posmodernismo lo que cuenta es el relato y su fuerza para triunfar, sin que importe para nada si es o no veraz o siquiera racionalmente sostenible. Ahora bien, como sagazmente se señala en este libro, donde no existe la verdad, solo hay violencia, y esta es lo que acaba imponiéndose, de manera que, en realidad, la autosuficiencia tribal de estos felices espejismos es falsa, porque siempre están controlados por taimados vividores que, una vez asesinada la verdad, imponen su mentira como verdad absoluta y se hacen los amos. Al final, siempre llega uno -el más mentiroso y por tanto el más capacitado para moverse en estas aguas- que dice: LA VERDAD SOY YO. Y ahí se acaban los relativismos y los cuentos. ¿Os suena? A mí sí, y no quiero llegar a semejante "paraíso", que aquí ya ha asomado la pezuña: hay que defender la verdad frente a los grandes mentirosos.

    En lo que se refiere a los españoles, todos nos hemos hecho ya unos grandes expertos en las operaciones de ingeniería social destinadas a asesinar la verdad para imponer la dictadura de la mentira, por eso sabemos ya lo mucho que importa la verdad frente a esa mistificación del "relato". Una gran virtud que tiene Conocimiento en crisis es que desenmascara las miserias del constructivismo social y las herramientas educativas de que se sirve y proporciona múltiples claves para conocerlo mejor y refutarlo.