Me contaron hace tiempo un chiste sobre argentinos bastante malo. En un pueblo de aquel extraordinario país, entra un hombre a la estación y le pregunta a la taquillera:
-¿A qué hora shega el tren de Buenos Aires?
-Viene demorado.
-Bonito color, señorita, pero le preguntaba por el horario.
Eso me dije cuando vi a Sánchez en el show de autobombo que se montó hace unos días en la presentación de "su" último libro, Tierra firme: ¡viene de morado! "Bonito color, señorito", podría haberle dicho para rematar el chiste cualquiera de los dos entrevistadores, y habría estado muy a la altura del servilismo sonrojante que exhibieron (1). Os dejo aquí un enlace con el acto de la (ejem) presentación completo, por una razón muy sencilla: HAY QUE VERLO:
¿Y por qué hay que verlo? Por cómo se retrata Sánchez y, sobre todo, cómo se retrata el sanchismo.
Después de tantísimos atropellos, abusos y enormidades que parecen haberle salido impunes o incluso rentables, Sánchez se está viniendo muy muy arriba. Como el maldito duende de Héroes del Silencio, se siente tan fuerte que piensa que nadie le puede tocar, o esa es al menos la impresión que da. No se le resiste nada, va a toda leche. A toda leche y de morado, así es él. Por eso, ha llegado a una fase de absoluta desinhibición y provocación: ¿me criticasteis por publicar un libro "mío" sin haberlo escrito yo y durante mi presidencia? Pues ahí tenéis, otro más. Y lo voy a presentar en público rodeado de mi peña. Y voy a ir de morado. Y voy a dar un recital de grosería y a reíme de todo el mundo, como me reí de Feijoo en el Congreso. Y voy a dar la amnistía. Y al debate parlamentario de su aprobación ni me voy a molestar en ir. Y en el Parlamento de Europa voy a llamar fachas a Vox y al PP y nazi al PPE. Y después me voy a largar y al Weber ese lo voy a dejar con la palabra en la boca. Ahí queda eso, os jodéis, que pa eso soy el presidente. Lo dicho: provocación.
Y, encima, la presentación de eso no tuvo nada, porque la "obra maestra" se tocó solo de pasada en las preguntas de los entrevistadores, que fueron pretextos para que Sánchez desplegara un completo alarde de autobombo y un severo chaparrón de ataques al PP y a Vox, en general, sin venir muy a cuento, aderezado todo con toneladas de mentiras, fingidos gestos de responsabilidad, pérfido victimismo y el resto de trucos del repertorio de este contumaz falsario. Y, por supuesto, con permanentes guiños a la selecta seleccionada audiencia, que estuvo los 65 minutos del acto cómplice, entregada, extasiada, con sonrisa de bobalicona admiración, premiando con carcajadas las ingeniosas gracias del amado líder...: así es Sánchez, así es el sanchismo. Tenéis que verlo.
Viene de morado y sin embargo va toda leche, echando humo. Está exultante. Se cree que ha vencido y por eso ya está dando botes y, lo que es peor, escupiendo sobre el adversario. Así es Pedro Sánchez, un firme candidato a estrellarse, lo cual tiene el serio inconveniente de que es también el actual maquinista de nuestra locomotora.
1.- Y lo exhibieron AMBOS, así que sorprende que algunos se hayan cebado solo en Jorge Javier Vázquez y hayan pretendido salvar a Ángeles Caballero. Hasta he llegado a leer que fue más incisiva, cuando ocurrió justo al revés: estuvo más servil que su colega, porque envolvía todas las preguntas en un rollazo explicativo destinado a demostrarle al gran jefe que ella estaba de su lado. Tenía un miedo que se podía ver, oler y tocar, mientras que Vázquez llegó a permitirse algunas confianzas (eso del tuteo y alguna cosilla más) que me temo que le van a costar caras. Fue, además, el que le insistió a Sánchez con el asunto del debate electoral que perdió con Feijoo el pasado 11 de julio, sin ver -inexplicablemente- lo que esto molestaba al sátrapa.
Ya ha hecho cosas gordísimas, y a puñados, e insisto en que cree que su plan (que no es otro que dinamitar la nación, como llevo años diciendo) ya ha ganado, así que el siguiente pisotón al acelerador ya es público: reunirse con Puigdemont y con Junqueras (https://www.eldebate.com/espana/20231219/sanchez-confirma-reunira-puigdemont-junqueras-como-parte-normalizacion_161642.html). O este sinvergüenza acaba en la cárcel o España acaba en el fondo del barranco, no hay más opciones.
ResponderEliminarA mí cada vez me recuerda mas a Sekou Touré o a Niyazov....
ResponderEliminarY siempre podrá dar el salto a Idi Amin o Bokassa. Esperemos que se quede en el hombre que quiso reinar, pero se lo impidieron. Dentro del periodo negro que llevamos desde hace en torno a veinte años, desde 2017 para acá estamos en el periodo negrísimo. Veremos qué pasa.
EliminarYo no estoy tan seguro de que el autócrata de la Moncloa tenga un plan tan detallado. Pienso que improvisa según las circunstancias, aunque siempre ha preferido a los rupturistas (Podemos y los separatistas) que a los más centrados (Ciudadanos). Supongo que si no hubiera necesitado los votos de Bildu o de Puigdemont, habría pasado de ellos. Lo que sí es cierto es que este hombre no tiene escrúpulos ni tiene ningún problema en llevarse por delante lo que sea menester.
ResponderEliminarEso es indicutible. Ahora bien, imporvise o planifique, transmite el espejismo de que tiene siempre la suerte de cara y siempre saldrá bien librado, aunque corra los riesgos más inverosímiles. Con esa convicción cayeron Bonnie & Clyde, el Tempranillo, el Pernales, Luis Candelas, Al Capone... y Zapatero. Jugar sucio siempre es arriesgado.
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