Leo en el ABC que el Gobierno autonómico de Aragón, dirigido por el socialista Javier Lambán, pagará a sus estudiantes universitarios la mitad de la matrícula si aprueban el 50% de los créditos del curso. Para clarificar: si un curso requiere, pongamos, 80 créditos, a un alumno que apruebe 40, aunque suspenda los 40 restantes, el erario aragonés le pagará la mitad de la matrícula de ese curso. Según el Gobierno de aquella comunidad, esta medida tiene la finalidad de favorecer el acceso a los estudios universitarios y la meritocracia. Coste estimado: seis millones de euros. Condiciones: para estudiantes nacidos en Aragón o que lleven allí dos años empadronados y estén matriculados en la Universidad de Zaragoza.
Se me ocurren algunas observaciones:
-Este invento es muy antiguo y tiene el nombre de beca, lo que pasa es que el Gobierno aragonés lo pervierte. Las becas hay que darlas a estudiantes que demuestren con su capacidad y/o esfuerzo ser merecedores de ellas, porque darle una beca a un gandul o a alguien que no vale para estudiar es tirar el dinero. Un ejemplo: en las universidades laborales, si suspendías alguna asignatura perdías la beca; en la de Córdoba, donde estudié de 1971 a 1974, nos decían que para conservarla debíamos obtener una media de notable: seguramente era mentira, pero ¿cómo se obtienen mejores resultados, diciéndoles eso a los alumnos o diciéndoles que con aprobar la mitad de las asignaturas se les paga la mitad de la matrícula?
-Porque, desde luego, esta medida sin duda va a favorecer el acceso a la Universidad, pero me temo que para su nivel de calidad y su prestigio va a resultar ruinosa, y quizás hasta para su supervivencia. Ya no digamos la pretensión esa de que representa el fomento de la meritocracia: es, sencillamente, insultante, como se demuestra con este simple reflexión: suponga usted que tiene un hijo en 3º de ESO y le llega a casa con seis de las doce asignaturas suspensas: ¿lo consideraría un éxito o una catástrofe? ¿Lo vería digno de premio? ¿Lo consideraría sinónimo de mérito alguno? Es aberrante la forma en que a veces nuestros políticos nos toman por imbéciles.
-No hace falta ser muy listos: si bien aplaudiríamos a alguien que se sumergiera a una sima de 200 metros aunque solo llegase a los 100, consideramos el 5 sobre 10 un aprobado mediocre, no pagaríamos no ya la mitad, sino ni un solo euro por un coche que tuviera dos de las cuatro ruedas y seríamos unos completos imbéciles si premiásemos a nuestros hijos por aprobar 6 de 12 asignaturas, ni siquiera 9, aunque advierto que he conocido a algún padre que lo ha hecho, y así le ha ido. En general, quedarse en la mitad es un resultado mediocre, un fracaso o incluso un rotundo fracaso.
-Y premiar el fracaso es una aberración. Así pues, esta medida del Gobierno aragonés representa malgastar el dinero en apoyar el fracaso y la molicie, presentarla como fomento del mérito es deplorable y gastarse en ella seis millones de euros es hurtarlos de fines más razonables para darles una ayudita a vagos o inútiles: demagogia populista del peor estilo.
-Eso sí: será favorecer a vagos o inútiles, pero aragoneses y con dinero aragonés, faltaría más, a ver si Aragón no va a poder tener su hecho diferencial.
Que el problema son las autonomías se ve ya hasta en los detalles más minúsculos.
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