Ya sé que la noticia de que Ciudadanos propone que el inglés sea la lengua vehicular en la enseñanza española es vieja, pero, cuando le oí decirlo ayer en el debate a Albert Rivera, me acordé de que tenía un artículo pendiente sobre ello.
Por mucho que uno se frote los ojos y piense que esto no puede ser real, lo es: un buen día, el PP alumbró la disparatada ocurrencia de implantar el bilingüismo en la enseñanza española; después, la cosa se llevó a efecto; más tarde, se empezó a extender y, por último, nos encontramos que a todas las fuerzas vivas de la política y el poder educativo (sindicatos, burocracia, "expertos"...) les parece maravillosa y van a acabar imponiéndola a pesar de estragos educativos, objeciones de padres y profesores, nula efectividad real y postergación de la lengua española, que es la nuestra. ¿He dicho por último? Pues no señor, es por penúltimo, porque aquella ley de Murphy que establece que todo lo que puede empeorar, empeorará es más cierta que el Sol y el aire, así que aquí tenemos al señor Rivera con su tremendo órdago: nada de bilingüismo, nada de lengua española: ¡el inglés como lengua vehicular directamente!
Yo tengo la convicción de que, cuando hace ya una década o más, el PP se sacó de la manga esta genial idea, lo hizo pensando que sería un buen instrumento para contrarrestar las inmersiones lingüísticas y demás ínfulas y atropellos de los nacionalistas contra el castellano. Quizás hubiera sido más lógico defender a la lengua española en el sistema educativo de todas las comunidades en lugar de sacarle un elemento más de arrinconamiento, pero es que los del PP son así. Como en tantas otras parcelas de la política española, particularmente, cuando entran en juego los supuestos derechos invocados por los nacionalistas, el no haber sido firmes en su día en lo lógico y sensato lo que ha hecho ha sido empeorar las cosas: nacionalistas catalanes y vascos siguen persiguiendo al castellano en sus territorios, y cada vez más; gallegos y valencianos no les andan lejos; en Baleares, si no me equivoco, andan a vueltas con un esperpento llamado trilingüismo; en las restantes comunidades, tenemos esa risión (porque lo es, aunque quienes mandan no quieran verlo) del bilingüismo...: bien mirado, que ahora se descuelgue Ciudadanos con lo del inglés como lengua vehicular no deja de tener una lógica. A esto es a lo que hemos llegado: nuestra lengua está siendo tratada en la enseñanza como el papel higiénico.
Lo que sorprende es que ahora lo haga una formación que se proclama defensora de lo español: si así tratan a la lengua española quienes se presentan con estas credenciales... No creo que haya en el mundo un solo país que le arree a su propia lengua unos patadones como los que en España le arreamos a la nuestra, que es, además, la de 500 millones de hablantes en el mundo. Y lo peor es que todos estos disparates obedecen solo a la frívola conveniencia de una clase política que no valora más cosa que sus propios intereses, por no hablar del desprecio hacia la cultura que demuestra de forma incansable. Solo hay que ver lo de Ciudadanos: pura y simplemente, esto del inglés lo proponen porque se aviene con su alicorto concepto economicista de la enseñanza, parcela en la que este partido demuestra tener una ignorancia que despierta temores.
Lo del bilingüismo no es más que una nueva muestra de la frivolidad e inconsciencia de nuestra pavorosa clase política. En el fondo, esta nueva filfa está muy emparentada con ese pensamiento mágico que ha llenado toda España de aeropuertos vacíos, faraónicas ciudades de la cultura, museos increíbles y mamotretos indefendibles de ese Albert Speer de la fullería carpetovetónica que es el inefable arquitecto Calatrava; sortilegios que, además de empezar la casa por el tejado, estaban concebidos para "dinamizar" la economía, el turismo y la madre que los parió. Cada vez que veo una de esas plaquitas de cerámica avisándonos de que estamos ante un centro bilingüe casi echo de menos una gallina muerta decapitada, o al director de la escuela ataviado de chamán de alguna tribu dedicándole a la plaquita un baile y unos cánticos rituales o tocándole el didjeridu. En vez de pensar a largo o medio plazo, de esperar a que el profesorado adquiera NIVEL DE NATIVO, van y nos salen con otra ocurrencia morrocotuda. Y lo peor es que la mayoría de los padres parecen haber picado: cuando en el colegio de mis hijos se nos informó de la maravillosa nueva, no faltaron unos cuantos gilipollas que soltaron "Claro, claro, es que los niños son esponjas".
ResponderEliminar¡Qué gran honor recibir en la garita al líder de Jethro Tull! Estoy absolutamente de acuerdo con lo que dice, amigo mío: esto del bilingüismo es una pieza más de esa visión del progreso entre cateta, acomplejada y superficial que tienen nuestros políticos. Y, como también señala usted, con qué facilidad lo contagiaron a la ciudadanía y, lamentablemente, a no pocos profesores. ¿Cuál habrá sido la razón del empobrecimiento del espíritu crítico de los españoles?
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