Hace unos días, me enteré de que el famoso periodista Iker Jiménez salvó a una niña de perecer asfixiada al aplicarle oportunamente la maniobra de Heimlich cuando ya se hallaba en un estado crítico después de haberse atragantado. Felicito sinceramente al señor Jiménez por este acto, pero, también sinceramente, creo que se podría haber ahorrado este comentario que hizo después: "En la enseñanza es más importante saber los afluentes del Duero que saber qué hacer ante un ahogamiento". Estaba de más, primero, porque no venía a cuento: la enseñanza enseña lo que tiene que enseñar y no tiene nada que ver en que haya ahogamientos en el mundo; segundo, porque, sin estar específicamente en ninguna asignatura, resulta que ciertas nociones de primeros auxilios sí se enseñan hoy en muchos centros educativos, a través de charlas de Protección Civil y otros conductos. ¿Qué habrá hecho la enseñanza para que, a la primera de cambio, se permitan pontificar sobre ella tantos abogados de secano que la desconocen? Solo nos falta tener también la culpa de que la gente se atragante.
jueves, 5 de marzo de 2015
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Efectivamente, amigo Pablo, no tenemos la culpa de que la gente se atragante, pero quién sabe sí no deberíamos asumir cierta responsabilidad por el hecho de que en la televisión aparezcan, día sí, día también, mastuerzos y marisabidillos como el gañán éste del ovni. En mi opinión, tendrían que continuar en la escuela ya que nunca debimos dejarlos pasar de curso.
ResponderEliminarQue seas famoso y hayas tenido una actuación brillante no te da derecho a desbarrar, aunque el señor Jiménez pudo tener un mal día, como todo el mundo. Otro problema es que los profesores ya estamos muy escaldados y muy hartos de la ligereza con que todo el mundo mete las narices en lo nuestro, porque es algo que no solo cansa, sino que además nos está perjudicando mucho. Y sí es cierto en parte lo que dices: fuimos nosotros mismos quienes, hace algunos años, por aquello de hacer una escuela guay y democrática, abrimos más puertas de las que hubiéramos debido, alguna responsabilidad nos cabe en lo que pasa ahora, quizás no nos hemos hecho respetar muy bien.
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