Una de las preocupaciones mayores de este guachimán y a la vez una de las aberraciones más
tremendas que nos amenazan desde hace meses es la intención de Sheldon Adelson de
instalar en España sus más que dudosos negocios. A pesar de que los medios de
comunicación han señalado tanto la escasa fiabilidad de Eurovegas y sus
responsables como la insolencia con que se proclama que el proyecto requeriría ser
eximido de cumplir muchas y muy importantes leyes españolas, aquí nadie con
capacidad de hacerlo ha dicho una sola palabra en el sentido de detener
semejante desmán. Suma y sigue: hoy mismo, hemos visto a un representante
americano decir que cuentan con que la banca española les dará crédito y a
Esperanza Aguirre que, si se tercia, la ley antitabaco no afectará a Eurovegas.
¿De verdad esa banca cuyos pecados estamos pagando todos los españoles va a dar
crédito alegremente a Eurovegas? ¿De verdad va Esperanza Aguirre a saltarse
porque sí una ley nacional para favorecer a Eurovegas? ¿Podemos ya decir abiertamente
que España se ha convertido en una república bananera? Eurovegas tiene todo el
aspecto de ser un negocio que solo beneficiará a sus creadores, quienes, de lo que va saliendo, puede
colegirse claramente que mienten en las cantidades de puestos de trabajo que prometen.
Además, estos serían, con toda seguridad, empleo basura.
Los políticos que
apuestan abiertamente por este proyecto deberían saber ya que no están legitimados para cualquier cosa y también
sería bueno que la corona, el gobierno central, la justicia, los sindicatos y
todos los partidos se pronunciasen claramente acerca de un asunto que está
demostrando que en España no imperan las leyes, sino la santa voluntad de los
poderosos. Con todo lo que está cayendo, no es bueno que el sistema siga
perdiendo credibilidad. Cualquiera podría objetarme que los grupos políticos ya se han pronunciado, pero, sinceramente, todo el que conozca un poco las claves de la comunciación política entiende enseguida que las declaraciones de la noticia que enlazo animan más al desasosiego que a la confianza. Por lo que se refiere al PP, decir que su actuación y la pretendida aportación de un 66% de crédito de la banca española es solo apoyo institucional representa, sencillamente, insultar a la ciudadanía. En cuanto a UPyD, ni siquiera acierta a aparentar que nada y guarda la ropa cuando su representante, Ramón Marcos, se engolfa en consideraciones que no vienen a cuento acerca de que ellos "no se oponen a una iniciativa empresarial", principio que a lo mejor está pesando demasiado en la preceptiva de este partido. Por último, están IU y el PSOE, partidos que, por el ideario democrático que se les supone, ya hace tiempo que, en este asunto, deberían estar haciendo muchísimo más que soltar tópicos cuando se les pone delante un micrófono, porque esto -y ellos lo saben muy bien- representa un silencio cómplice mientras dejan hacer a Sheldon Adelson y los grupos que en España le sirven de cobertura.
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