Seguramente, muchos de vosotros ya conoceréis la revista Mongolia, una publicación mensual en papel y con formato de periódico para más inri que ha alcanzado ya su número 2, con este titular en portada y a toda página: EL REY PODRÍA VIOLARTE.
De lo dicho hasta aquí, habréis deducido lo siguiente:
-Que Mongolia es una revista de humor, preferentemente, político.
-Que no se anda con remilgos.
-Que a lo mejor no dura mucho.
Como todo eso es verdad, ¡id corriendo al quiosco, antes de que se agote!, que merece la pena, y al que no le guste, total, por tres euros..., bueno, aunque en Botswana la venden a 30.000, no sé por qué. Se presentan ellos mismos con esta divisa: "Revista satírica sin mensaje alguno", aunque, inmediatamente, aclaran: "Nada es verdad (incluida esta frase)".
Mongolia está en la línea de publicaciones clásicas del humor crítico español, tales como La codorniz, Hermano lobo, Por favor, El papus o El jueves, y no es necesario que os haga notar que, en los tiempos que corren, en los cuales los poderosos están empezando a mostrar más inclinación al abuso de lo que sería deseable, publicaciones así son muy necesarias. Tiene una particularidad, una parte explícitamente seria que recuerda a algunas secciones de Por favor. Así, en la página 30 hay una banda vertical que marca una frontera con frases como estas: "Fin de la zona salvaje", "Inicio de la zona real politik", "A partir de esta página, entra usted en la dimensión del cuarto joder" o "A partir de aquí, si se ríe es cosa suya". En el último número, en ese apartado hay artículos sobre Ignacio López del Hierro, la monarquía o Luis de Guindos.
Echadle un vistazo, es interesante y graciosa. Espero que os guste.
Ya me han hablado de ella, pero entre mis días de galeras de final de de 2º de Bachillerato y otras cosas no la he podido encontrar en esta ciudad mía.
ResponderEliminarEsoero que dure.
Un saludo.
Vaya, ha habido una errara mecanográfica "espero que dure".
ResponderEliminarHesperetusa, te diré que el jueves 10, después de salir de una concentración de profesores en que estábamos al menos 518 (¡como no espabilemos...!), tuve que pedirla en tres o cuatro quioscos antes de conseguirla, porque se les había agotado. Eso sí, andaba por la zona de la calle Fuencarral, por donde circula mucho descarriado. Un saludo.
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