Aunque pueda parecerlo, no voy a hablar de la deliciosa bebida típica de Galicia, ni de la fenomenal película de Gillo Pontecorvo en la que Marlon Brando hace el papel de un odioso agente imperial encargado de sofocar una revuelta de esclavos, aunque esta última referencia (la de la revuelta de ESCLAVOS HARTOS) podría venir a cuento. No, la queimada a la que me refiero es la siguiente: acabo de recibir mi nómina y la famosa cartita de Esperanza Aguirre que la acompaña: ¿qué os parece si, a la concentración ante la consejería que hay convocada para el día 7, nos llevamos todos nuestra cartita y la quemamos allí mismo? Creo que estaría bien, porque una presidenta que desciende al nivel de demagogia y de pobreza argumental a que ha llegado Esperanza Aguirre, quien, habiendo sido ministra de educación, es capaz de decir esta estupidez inicua de las veinte horas, tal vez necesite la luz de unas cuantas llamas para iluminarse y abandonar el demencial camino hacia el abismo en que se ha metido. ¿Qué se puede decir de una presidenta que desliza falsedades que desacreditan a sus propios funcionarios? ¿Qué se puede decir de una gobernante que parece alentar el linchamiento moral de los profesores de la enseñanza pública? Que a lo mejor lo que necesita es una buena queimada que la ilumine. Ahí queda la propuesta.
Obsolescencia programada y medio ambiente
Hace 4 horas
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