Vistos en los anteriores artículos los siete primeros objetivos del borrador de pacto presentado por el MEC, vamos a acabar esta serie de entradas con los tres últimos.
8. Asegurar que ningún estudiante se vea privado de continuar estudiando por
falta de recursos económicos, elevando los umbrales establecidos para tener
derecho a becas y ayudas estimulando el mayor rendimiento del alumnado.
Las becas, uno de los signos de estado de bienestar, justicia social, igualdad de oportunidades, etc., que, como tantas otras cosas, en los últimos años ha caído en una inquietante demagogia. ¿Era razonable becar para hacer un PCPI a alumnos que habían salido del instituto sin el título de ESO por su falta de interés y de estudio? Pues sabemos todos que se ha hecho. ¿Era razonable el proyecto andaluz de dar 600 euros mensuales (cantidad que no ganan muchos trabajadores) a alumnos "poco motivados" para que se decidieran a terminar el bachillerato? Pues, como proyecto al menos, este plan existió. Y sé también de muy buena tinta que Andalucía beca muy generosamente a sus estudiantes Erasmus, y sin pedirles grandes resultados. Hay demasiada demagogia con las becas, los partidos y los gobiernos (con especial gracia, el andaluz) tienen una enorme facilidad para hacerse los buenos y los "progres" regalando becas. Pero, por duro que parezca, lo imprescindible es esto: las becas tienen que ser generosas, pero, por muy pobre que sea, no se debe dar un solo céntimo a un estudiante que no vaya a aprovechar en sus estudios; el dinero público no se puede malgastar en móviles de última generación y copas a las cuatro de la madrugada. ¿Es a esto a lo que se refieren las últimas palabras de este artículo? Veremos.
9. Impulsar un gran acuerdo social que garantice la educación en los valores
propios de una sociedad democráticamente avanzada, con especial implicación
de las familias, el profesorado y los medios de comunicación.
Objetivo polémico (si se pone en relación con la famosa educación para la ciudadanía) con el que estoy de acuerdo. No ya en los institutos, sino en la misma calle, se observa en España demasiado incivismo: 30 años confundiendo estado de derecho con tengo-derecho-a-lo-que-me-dé-la-gana no han sido en balde, algo tendremos que hacer.
10. Fomentar la educación inclusiva, el reconocimiento de la diversidad y la
interculturalidad, y procurar los medios y recursos adecuados para garantizar la
plena incorporación e integración, en condiciones de igualdad de
oportunidades, de los estudiantes con necesidades específicas de apoyo
educativo.
Formulado así, este último objetivo es como el primero: una obviedad, porque es irrenunciable para el sistema educativo de cualquier sociedad avanzada. No obstante, si se escarba un poco, encontramos uno de los escollos mayores que va a tener el pacto (si es que se quiere hacer algo serio, naturalmente): los departamentos de orientación, muy vinculados a esta tarea. ¿Qué se va a hacer con esta perla cultivada que nos trajo la LOGSE? Cualquiera un poco atento a las pérfidas intenciones de los partidos sabe que a ellos les encantaría dejarlos como están, porque son un instrumento de control, pero sucede que, en su debe, tienen unos cuantos de los mayores desaciertos del sistema, por lo que, si de verdad se quiere mejorar, no pueden seguir como están. Ya hablaré de ellos en su momento.
A modo de breve conclusión, habrá que decir que estos objetivos generales nacen lastrados por su condición de llamamiento a un pacto. Supongo que, con la intención de atraer al mayor número de sectores posible, el MEC se ha decantado por lo más general, por lo que aparenta al menos en principio ser lo que firmarían todos. Por eso no son apenas significativos y habrá que ir a mayores indagaciones, aunque personalmente pienso que no hubiera estado mal que ya de entrada se hubiese dejado algún sello, siquiera mínimo, que permitiese atisbar un rasgo de la personalidad que se quiere imprimir al pacto. No los hay, salvo, si acaso, el artículo 9. El resto son tópicos de los que todo el mundo habla y nadie discute, salvo en sus posterior implementación, claro. Ahí es donde nos tendremos que ver. Como profesor, llamo la atención sobre el hecho de que sólo se nos menciona una vez, y es en el artículo 9, formando parte de esos sectores que deberían comprometerse en la formación de ciudadanos. Si se tiene en cuenta que en los últimos años no hemos sido muy bien tratados y que nuestros gobernantes hablan mucho, pero no paran de demostrar que ignoran la verdadera importancia que tenemos en este asuntillo de la educación, me parece muy poco. Así que, miren por dónde, uno de los rasgos de la personalidad de los objetivos generales de este pacto está más bien en una carencia. A ver si un día de estos tengo tiempo de ocuparme de ellas.
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