Libros que he publicado

-2028. ¿Cómo será la Tercera República? -LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

lunes, 26 de mayo de 2025

Laberinto educativo y aprendizaje "fake"

     El título de este artículo coincide con el del libro escrito por Ramón Espejo Romero que publicó el pasado mes de marzo la editorial Brief (1). Comienza con un prólogo en el que Javier Orrico se pregunta cómo ha sido posible que, con las mejores condiciones materiales de los últimos cincuenta años, lo único que se haya conseguido sea hundir calamitosamente el nivel de instrucción de nuestros jóvenes y sus virtudes más propicias para el aprendizaje. Achaca este desastre a ocho trampantojos que, a su modo de ver, constituyen los sólidos pilares sobre los que se ha asentado el disparate logsiano. Viene a continuación una introducción del autor en la que nos propone un viaje auténtico y no meramente turístico, es decir, uno de esos viajes interesados sobre todo en la cantidad y profundidad de cosas que podemos llegar a conocer. El destino de ese viaje será el mundo de la educación y la introducción se cierra con estas palabras: "Para aprender (y viajar) tenemos que ir allí donde nos vamos a sentir incómodos, perdidos, y yo no he esquivado estos lugares". 

    Con estos planteamientos, difícilmente se podría rechazar la invitación que se nos presenta, y no seré yo quien recomiende hacerlo, porque ese largo, denso y enriquecedor periplo es el libro que ha escrito Ramón, un colosal trabajo en el que ha acudido a mil puntos de toda España, incluida la insular, para hablar cara a cara con una larga serie de personas que él considera que tienen algo que decir en torno a la enseñanza de hoy en nuestro país. La serie la componen exactamente ochenta y cuatro entrevistados, que podrían haber sido unos cuantos más, pero hubo un puñado de elegidos que se negaron a hablar con Ramón, con la consecuencia de que su silencio ha resultado sin duda más elocuente que lo que hubieran sido sus palabras. Móntense al tren, únanse al viaje, háganme caso, no les va a decepcionar.

    El propósito de Ramón ha sido reunir en la misma ágora las voces procedentes de todos los ángulos posibles, con las coincidencias y discrepancias que pudiese haber entre los distintos enfoques: indiferentes, apocalíticos, integrados, innovadores, tradicionales, políticos, profesores, inspectores, pedagogos... En efecto: están todas las tribus, y no pasemos por alto que a esta diversidad de escuelas se une la abundancia de posturas personales, con lo cual el cuadro resultante es de una extremada riqueza de matices. ¿Y no será también una jaula de grillos?

    No me lo ha parecido en absoluto, porque la polifonía de este libro tiene dos grandes virtudes. La primera es evidente: el escuchar las voces de muchos actores enriquece nuestro conocimiento del mundo educativo y la diversidad de situaciones, problemas y propuestas que envuelve. La segunda y paradójica es que, conforme vamos avanzando en la lectura, la discordancia se va convitiendo en armonía y va surgiendo una melodía clara, ya que van tomando forma las situaciones predominantes, los problemas de más envergadura y las propuestas que tienen mayor aceptación (y también las debilidades y fortalezas de cada una).

    Eso permitirá a cada lector extraer del conjunto sus conclusiones, cosa a la que el autor dedica el último apartado, que encierra una recapitulación, una síntesis y una presentación de propuestas. La conclusión más clara -y evidente- es que tenemos que hablar; tenemos que lograr por fin ese gran diálogo sobre la educación y ese gran pacto que tanto tiempo se está posponiendo, porque urge poner fin al desastre educativo que llevamos padeciendo más de treinta años, que con la LOMLOE ha alcanzado unos extremos inquietantes. Y hablar implica manifestar las opiniones y respetar las críticas, porque es inconcebible la autocomplacencia en que se ha blindado el poder educativo, cuando pilota una nave con excesivas vías de agua, como lo es también la acritud con que se reciben las discrepancias, tan impropia de un país democrático, que ha llevado a muchísimos a refugiarse en un silencio que no por prudente deja de ser lamentable. Este libro podría ser un precedente de ese gran diálogo.


1.- Aquí tenéis la ficha editorial: Laberinto educativo.

sábado, 17 de mayo de 2025

Eduardo Mendoza, galardonado con el Princesa de Asturias 2025

     Aunque pasando como de puntillas, hace dos o tres días los medios de comunicación nos han informado de que el escritor barcelonés Eduardo Mendoza ha sido señalado como el ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025, cosa que me satisface, porque es un autor que personalmente me cae muy bien y sus libros me gustan mucho. Su producción (podéis verla aquí) es muy extensa, pero las cuatro cositas que voy a decir en este artículo, naturalmente, tomarán como base las obras que yo he leído, que son unas cuantas (y tengo por aquí algunas más a las que quizás ahora me anime a hincarles el diente).

    Es una verdad indiscutible que el rasgo más característico de Mendoza es el humor, y pura y esencialmente humorísticos son los libros protagonizados por ese catastrófico personaje que se dio a conocer con El misterio de la cripta embrujada (1978), serie de la que, además de esta novela, he leído también El laberinto de las aceitunas y El enredo de la bolsa y la vida. También leí, en 1991 y sin perderme ni una, las entregas de Sin noticias de Gurb que fue publicando "El País" (años después me compré el libro, claro). Son obras de una comicidad absoluta y que me han proporcionado muy buenos ratos y me han hecho soltar muchas carcajadas, cosas por las que le estaré siempre agradecido al señor Mendoza, cuya maestría en el humor es tan poderosa que no se le escapa ninguno de sus recursos: la ironía, la fina alusión, la caricatura, el esperpento, la parodia, la satira, el humor negro, lo absurdo (creo que Sin noticias de Gurb podría optar al título de campeón mundial de este tipo de humor), el disparate, el juego de palabras o el humor de batacazo. Es, por ejemplo, un maestro en la creación de nombres con retranca, como el de Aurelio Li Gratacós, el dueño de un restaurante chino barcelonés, hijo de un chino y una catalana, o el de Mercedes Negrer, una progre de El misterio de la cripta embrujada que presume de ser una tía muy liberada y de haberse acostado con todos los negros que componen la plantilla de Industrias Lácteas Mamasa (aunque al final resulta ser una pobre reprimida que no se come una rosca).

    Estos dos nombres bastarían para darnos la pista de una de las motivaciones más fuertes de las que parten los libros y el humor de Eduardo Mendoza: la sátira social o de costumbres. El misterio de la cripta embrujada es una sátira de las memeces y las contradicciones de la sociedad española (en especial, la catalana) de la Transición y Sin noticias de Gurb retrata y despelleja el enloquecimiento de esa misma vida, con un acento muy especial sobre lo que afectaba a las expectativas creadas por el año olímpico que se avecinaba. En esos retratos paródicos (en estas y en las demás novelas), el simpático humor de nuestro novelista es bastante despiadado y no se detiene a la hora de pintar la suciedad, la estupidez, la miseria física y moral o los vicios, con el resultado de que el cuadro resulta un tanto solanesco algunas veces y otras, un tanto quevediano. ¿Y Cervantino? Pues también; pensando ahora, por ejemplo, en Mercedes Negrer o en cualquier otro de los personajes más inocentes de los centenares que desfilan por los libros de Mendoza, se me ocurre que a menudo su autor los trata con una ironía piadosa que, sin perder en absoluto la gracia, se acerca a la del genio de Alcalá de Henares.

    Trasladándonos a los libros de Eduardo Mendoza escritos en otros registros que podríamos suponer más serios, es decir, a novelas como La verdad sobre el caso Savolta, La ciudad de los prodigios o Riña de gatos, tengo que decir que también en ellas está presente el humor, aunque, por supuesto, sin ser dominante, como ocurre con las otras. De estas tres, la que más lo utiliza es La verdad sobre el caso Savolta, de 1975, primera obra que publicó el autor y, a mi juicio, lo mejor que ha escrito, y ya tiene mérito que haya conseguido engastarle sin que chirríen retazos humorísticos, porque es una historia bastante terrible, con una parte ambientada en la sombría época del pistolerismo patronal de principios del siglo XX y otra en la Guerra Civil, en la que la vida zarandea a personajes de destinos muy tristes la mayoría de ellos y, sin embargo, Mendoza se las arregla para ponerle a ese infeliz de Pajarito de Soto ese nombre tan burlón (no será el único), o para presentar a los dos brutales forzudos que explotan a María Coral como unos imbéciles esperpénticos. En estas novelas, Mendoza se acredita como un excelente creador de historias y de episodios y no dejaré de recomendar La verdad sobre el caso Savolta, porque ahí construye una muy lograda, en la que encontraremos dramatismo, amor, tragedia, humor, ambición (y ambiciones), justicia (al menos, poética), nobleza...

    En definitiva, que debemos congratularnos porque se le haya concedido el premio Princesa de Asturias, pues lo merece. No quiero cerrar este artículo sin hacer mención de una rareza que se me escapa un poco. Hace algunos años, buceando por la biblioteca, encontré un libro suyo que desconocía, una colección de relatos largos que se titulaba Tres vidas de santos, un libro paradójico en el que se empieza por advertirnos que los protagonistas de esas hagiografías no serían canonizados por ninguna iglesia, pero, no obstante y de forma inexplicable, algo o mucho tienen de santos. Al terminar de leerlo, tuve que convenir en que así era, aunque no sabría decir por qué. Es un libro desconcertante en el que percibí una melancolía que no había notado en ningún otro de este autor, salvo quizás en La verdad sobre el caso Salvolta, aunque ahí está más diluida. Me resultó muy sugestivo. 

    

domingo, 11 de mayo de 2025

Doce libritos que recomiendo

     Repasando los libros que he leído en los últimos dos años, se me ha ocurrido que a lo mejor merecía la pena permitirme un jueguecillo, consistente en hacer una pequeña relación (de extensión arbitraria, he decidido que fuera de doce, pero podrían haber sido diez, o quince) de títulos que recomendaría seleccionados de entre todos ellos. Las razones para estar o no en la lista han sido diversas, desde parecerme ociosa la inclusión de alguno habida cuenta del arrollador éxito del que goza en este momento (tal ha sido el caso del excelente El infinito en un junco, de Irene Vallejo) hasta excluir otros por haber sido ya objeto de análisis particular en algún artículo del blog. Organizaré la lista por orden alfabético de los nombres de los autores. 

    1. Arthur Miller: Las brujas de Salem. Entre 1692 y 1693, en la localidad norteamericana de Salem, con el estúpido detonante de un juego de niñas (cuya actuación en los hechos fue perversa) que pronto fue envenenado por la superstición, los odios larvados y la fatuidad de un puñado de jueces y clérigos ignorantes, se produjo una demencial tragedia que acabó con la muerte de veinte reos que vieron con horror cómo se les condenaba por crímenes imposibles sin que hubiera modo de evitarlo. Si impresionante es esta historia, no menos lo es la magistral obra teatral en que Arthur Miller la llevó a las tablas. Insuperable tensión dramática.

    2. Dubravka Ugresic: Zorro. Esta es una obra difícil de catalogar, pero me arriesgaré a decir que es un relato autoficcional en el que su autora (fallecida en 2023) mezcla tramos que bien podrían ser diarios con apariencia de novela con otros que podrían ser ficción o ficciones con apariencia de diario. Es un libro en el que abunda la reflexión, amarga en general, sobre temas tales como la naturaleza de la creación literaria, el desarraigo del exiliado y sus miserias, el lado gris de la vida del artista, la indecente corrupción de los traficantes de la política y, sobre todo, el trágico dolor de la guerra. Leído por un español de hoy, la inmunda bellaquería de esos desalmados que acabaron provocando la guerra de los Balcanes lleva inevitablemente a pensar en cierta gentuza que padecemos por aquí.

    3. Emmanuel Carrere: V13. Se trata de un libro muy conocido, la recopilación de las crónicas periodísticas que su autor hizo del juicio por los atentados perpetrados en París el 13 de noviembre de 2015, que causaron 90 muertos y centenares de heridos. La fina perspicacia de Carrere pone ante nuestros ojos diversos asuntos de gran interés, tales como el horror de la matanza, el dolor de los familiares, la indefensión de los ciudadanos y sociedades objeto del ataque, las dificultades procesales, las consecuencias penales y la patata caliente de las comunidades islámicas en Europa. Su retrato de la mezcla de brutalidad, perversidad, estupidez, fanatismo, miseria e inconsciencia de los autores del atentado es magistral. 

    4. Enrique Jardiel Poncela: Eloísa está debajo de un almendro. Yo creo que esta obra la vi representada en aquel mítico Estudio 1 de la televisión de los años 60, así que entenderéis que no recordara nada de ella, porque, por H o por B, ni volví a verla ni la leí, hasta el año pasado. Como sabréis los muchos de vosotros que la conozcáis, esta genial comedia da para unas buenas risas, más cuanto más avanza la obra. Humor en estado puro y, en general, bastante absurdo.

    5. Jon Juaristi: El bucle melancólico. Libro que releí el verano pasado y muy recomendable para todo aquel que quiera conocer la verdadera naturaleza del nacionalismo vasco en sus hechos y personalidades, una lamentable parada de monstruos compuesta de fanáticos, palurdos casposos, cínicos refinados o de brocha gorda, ventajistas, peseteros y, lo peor de todo, asesinos. El autor -dejando aparte su magistral estilo y su ácida ironía- los retrata muy bien porque son sus paisanos y los conoce a fondo, e incluso a buena parte de ellos los trató personalmente.

    6. Jorge Ibargüengoitia: Las muertas. Una novela que desconocía (como a su autor) y que pillé un día casualmente brujuleando por la biblioteca, y he de decir que constituyó una agradable sorpresa, agradable no por la historia, que es cruel, violenta, trágica y sórdida (y basada en hechos reales, para acabarlo de redondear), sino por la excelente presentación literaria. Ibargüengoitia tiene un estilo sobrio y de un distaciamiento descarnado, que recuerda mucho al de Rulfo.

    7. José Manuel Caballero Bonald: Examen de ingenios. El gran aliciente de este libro, aparte de estar escrito con el excelente estilo esperable en su autor, es que constituye una galería de personajes notables del mundo de la cultura y la literatura, galería muy amplia (de más de cuatrocientas páginas), pues, dada la extensa biografía del autor (1926 - 2021), aparecen en él desde Juan Ramón Jiménez hasta figuras del siglo XXI. El panorama, por tanto, es rico y extenso. Es de agradecer además que Caballero se deje la hipocresía en el fondo de un baúl y se permita, llegado el caso, contar hechos o emitir juicios poco agradables: 464 páginas de almíbar se le habrían atragantado a cualquiera.

    8. Juan Ruiz de Alarcón: La verdad sospechosa. No me gusta perder de vista a los clásicos, así que a menudo leo o releo a alguno. Si en algo eran maestros los mejores dramaturgos de nuestros Siglos de Oro, era en la elaboración de enredos. Los de esta obra nos proporcionan escenas realmente graciosas, que, unidas a las disparatadas trolas que se va inventando el protagonista a cada paso para huir de los callejones sin salida en que se mete con las anteriores, dan como resultado una comedia muy divertida.

    9. Mario Vargas Llosa: La civilización del espectáculo. En este interesante ensayo, reflexiona Vargas Llosa sobre la cultura y el espectáculo y su relación con la ética ciudadana y la política. Para que entendáis mejor en qué registro se mueve, voy a dejaros una cita un pelín larga, sacada del capítulo quinto (página 144 de la reimpresión de 2020, Alfaguara):

    Comencé a escribir estas líneas en momentos en que, en la dictadura cubana, un disidente, Orlando Zapata, se había dejado morir después de ochenta y cinco días de huelga de hambre protestando por la situación de los presos políticos en la isla, y otro, Guillermo Fariñas, agonizaba después de varias semanas de privación de alimentos. En esos días leí en la prensa española insultos contra ellos de un actor y un cantante, ambos famosos, que, repitiendo las consignas de la dictadura caribeña, los llamaban "delincuentes". Ninguno de ellos veía la diferencia entre Cuba y España en materia de represión política y falta de libertad. ¿Cómo explicar semejantes actitudes? ¿Fanatismo? ¿Ignorancia? ¿Simple estupidez? No. Frivolidad. Los bufones y los cómicos, convertidos en maîtres a penser -directores de conciencia- de la sociedad contemporánea, opinan como lo que son: ¿qué hay de raro en eso? Sus opiniones parecen responder a supuestas ideas progresistas pero, en verdad, repiten un guión esnobista de izquierda: agitar el cotarro, dar que hablar

    10. Roland Topor: El quimérico inquilino. Una espeluznante y originalísima novela de terror que incluye bastantes elementos absurdos o surrealistas y que resulta tanto más terrorífica por el hecho de estar muy presente en ella el humor, un humor, ni que decir tiene, más negro que el carbón, voy más lejos aún: si alguien no tiene claro lo que es el humor negro, que se lea este libro y se le disiparán las dudas. No es muy largo, andará en torno a las ciento cincuenta páginas. 

    11. Sara Stridsberg: La Antártida del amor. La historia que cuenta este libro es la de una joven toxicómana y prostituta que cae en manos de un psicópata que la asesina cruelmente. La voz narradora es la de la propia víctima, que cuenta estos hechos envueltos en su infortunada existencia como si lo viera todo desde el más allá. El resultado es un relato tremedamente triste, melancólico y de tonos apagados. Estos rasgos, unidos al lirismo, la narración morosa y la recurrencia, son muy propios de Stridsberg, una interesante escritora sueca de personalísimo estilo, de la que he leído también La facultad de sueños, una novelación de la vida de Valerie Solanas, la chifladita que en 1968 casi mata a tiros a Andy Warhol.

    12. Taina Tervonen: Las sepultureras. Taina Tervonen es una documentalista de la televisión finlandesa que fue a Bosnia a hacer un reportaje sobre la búsqueda de cadáveres de personas que fueron vícitmas de la terrible limpieza étnica llevada a cabo por los serbios en aquel país durante la guerra de los Balcanes. Sobre el terreno, conoció a una forense y a una investigadora implicadas en esa dramática labor y el reportaje consistió en un seguimiento de su trabajo. Tuvo también una réplica en libro, este que os presento. Es bastante impresionante, muy duro, aunque lo iluminan algo las tres mujeres y la encomiable tarea que, cada una en su oficio, llevan a cabo.