lunes, 9 de septiembre de 2024
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domingo, 1 de septiembre de 2024
¿250.000 mauritanos?
El pasado 27 de agosto, en transcurso de una visita oficial a Mauritania, Pedro Sánchez desveló su intención de poner en marcha un plan de una cosa hasta ahora desconocida que llamó migración circular, en la cual los trabajadores serían formados en sus países de origen para luego venir a trabajar a España. Creo recordar, además, que le oí entonar alabanzas a los beneficios para esos países que representaría el que esos emigrantes, cuando pasados los años regresaran, aplicasen en ellos la experiencia y sabiduría obtenidas aquí. En el marco de esta novela rosa, el Gobierno anució que España, de aquí a 2050, necesitará cada año 250.000 trabajadores extranjeros, porque los inmigrantes son importantísimos para la Seguridad Social y las pensiones de nuestro país y nos aportan riqueza, desarrollo y prosperidad.
Solo a un jeta redomado como Pedro Sánchez se le podría ocurrir, siendo presidente de un gobierno, lanzar al aire semejante sueño rosáceo cuajado de tópicos buenistas y falsificaciones "progres" y decir que eso es un plan, ni de migración ni de nada, pero, eso sí: circular. Además, saltar a la arena pública con semejante anzuelito untado de miel precisamente en un momento en el que España atraviesa una importate invasión de inmigrantes ilegales que está creando graves problemas en Ceuta y Canarias revela la irresponsabilidad y mitomanía de este impostor, que, una vez más, en lugar de afrontar un problema con la seriedad de un gobernante, ha preferido mentir, tomar medidas desastrosas y arremeter contra quienes no se tragan sus embustes.
A menudo Pedro Sánchez tiene un comportamiento infantil y/o presupone en los ciudadanos una credulidad de niños, y esta ha sido una de esas ocasiones. Una buena mañana, se despacha anunciando la creación de un flujo de 250.000 inmigrantes por año hacia España, nada menos. Pero esas cosas no salen de la nada, sino que tienen que tener una preparación y un trabajo sólido detrás. ¿Qué debate ha sostenido el Gobierno con interlocutor válido alguno acerca de este plan? ¿Qué estudios ha hecho y presentado, qué planificación, qué proyecto? ¿Con qué apoyos cuenta, con qué colaboradores, con qué medios, con qué financiación? ¿Con qué calendario? ¿Por qué 250.000 puestos y no 100.000 o 500.000? Todas estas cosas, que son imprescindibles en cualquier proyecto de estas características, Sánchez ni las ha mencioando, por la razón que todos sabemos: NI SE LE HAN PASADO POR LA CABEZA, PORQUE ESTE PLAN ES UNO MÁS DE SUS CAMELOS, destinado, como la mayor parte de ellos, a tapar sus vergüenzas, que en este momento se llaman: Begoña, David, amnistía, pacto con ERC, Koldo, Álvaro García Ortiz... Y mejor que sea un camelo, porque, si está dispuesto a llevar de verdad a la práctica el plan, será un desastre muy perjudicial para nosotros. Baste con hacerse estas preguntas: ¿quién va a pagar esa formación en el país de origen? ¿Quién va a pagar los viajes de ida y de vuelta? ¿Está seguro de que todas esas personas van a retornar? ¿Está seguro de que no van a traer problemas de paro, integración, seguridad..., sino solo un saldo favorable de riqueza, desarrollo y prosperidad? No lo ha dicho, pero conociéndole... ¿Por qué diablos el presidente español se va a uno de los países africanos más pobres a lanzar esta bravata, que es una invitación a que venga gente, precisamente cuando tenemos montado un buen conflicto con la inmigración de por medio? ¿De verdad cree que nos creemos que con sandeces como esta se frena la inmigración ilegal? Naturalmente, esto es azuzarla. ¿A qué intreses sirve Pedro Sánchez? A los de España, no, desde luego. Y téngase en cuenta, además, que, dado que la estimación de la cantidad hecha por Elma Saiz habla de 250.000 al año hasta 2050, eso, a tan largo y poco previsible plazo, representaría una cantidad final de 6.500.000 inmigrantes, una friolera y una frivolidad ponerse a hacer semejantes vaticinios alegremente.
El hecho de que se haya pronunciado en Mauritania implica que piensa que esos 250.000 inmigrantes anuales deberían venir de allí. ¿Todos o solo parte? Tampoco lo ha dicho. Pues bien, si se van a Wikipedia, encontrarán estos datos sobre Mauritania: es una república islámica; aún no está claro que se haya desprendido del todo de la práctica de la esclavitud; tiene una población de 4.475.000 habitantes, con lo que lo de los 250.000 inmigrantes sería traerse para acá al 5'6% de los mauritanos; su PIB per cápita es 2.194,4 dólares (el de España es 29.674 dólares); la homosexualidad está prohibida; para acceder a la ciudadanía mauritana, hay que ser musulmán...: ¿qué diablos gana España con lanzar una oferta de cientos de miles de puestos de trabajo en un país así? Ha estado también en Senegal y Gambia, que son muy distintos, pero tampoco se explica uno qué ha visto Sánchez allí. Lo que sí está muy claro es esto: que la inmigración hoy en día está siendo fuente de importantes problemas y conflictos, que no se arreglan largándose a un país norteafricano a presentar ocurrencias como esta de la migración circular y los 250.000 puestos anuales sacados de la manga, porque nuestro problema migratorio actual no es precisamene que nos falten inmigrantes no cualificados y musulmanes.