Durante el juicio del procés, fue Xavier Vidal-Folch el comentarista de cabecera de "El País", por lo que, dado el importante rango de este periodista en el influyente medio, de la lectura de sus crónicas puede extraerse cuál es su postura ante el golpe de Estado aún vivito y coleando en aquella región de España. Quien no esté de humor para repasárselas todas, encontrará una versión abreviada pero bastante significativa en el artículo Manipular a la jefa del Estado, que se publicó ayer y del que saco la frase que da título a esta entrada. Si nos paramos a analizar algunas de las cosas que ahí se dicen, tendremos razones para sentirnos inquietos, paso a comentar las que me parecen más relevantes.
-Manipular a la jefa del Estado. Cuando Vidal-Folch dice eso de "la jefa del Estado", se está refiriendo a Leonor de Borbón, un niña de catorce años que, como corresponde a su edad, hoy en día no es jefa de nada. ¿Por qué, pues, el señor Vidal-Folch le atribuye tan hiperbólica responsabilidad? Muy sencillo: para atacar a Pablo Casado y apuntarle una a Pedro Sánchez, el líder del partido al que sirve "El País", ya que, en los días anteriores a la intervención de Leonor en Barcelona, el líder del PP insistió en que, si ocurría algo durante la visita real a Cataluña, el responsable de ello sería Pedro Sánchez; así pues, al no haber ocurrido nada (cosa más que discutible), el periodista se encarga de señalar que habría que adjudicarle eso como mérito al presidente del Gobierno. ¿Existe en realidad tal mérito? Sorprende para empezar que Pablo Casado haya sido tan ingenuo de hacer esa advertencia: primero, porque siempre es arriesgado poner la venda antes de la herida; segundo, porque estaba claro que el separatismo iba a hacer durante la visita real exactamente lo que ha hecho: unos aspavientos testimoniales para dar la apariencia de rebelión, pero, en el fondo, nada de profunda gravedad. La razón es muy sencilla: si hubieran hecho algo gordo, eso se habría vuelto sin duda contra Pedro Sánchez, y a Pedro Sánchez no le piensan tocar un pelo, ya que es el caballo por el que apuestan: descalabrado su intento de imponerse por lo criminal, ya solo les queda la salida de salvar los muebles por lo civil, y ello pasa inexcusablemente por alcanzar un pacto con Sánchez, enjuague del que incluso podrían sacar más beneficios que de la locura del referéndum, que se lo pregunten al PNV. Esto es lo que hay tras la supuesta ausencia de incidentes: un nuevo acto de dosificación por parte de las mentes retorcidas que manipulan el procés, que no lo aderece el señor Vidal-Folch como un triunfo de Pedro Sánchez.
-Pero ¿realmente la visita ha sido "de un pasar más que correcto"? Cuando sostiene tal cosa, el señor Vidal-Folch manifiesta una visión distorsionada equivalente a aquella famosa de don Quijote con los molinos que él tomaba por gigantes. Don Felipe de Borbón, rey de España, ha ido a una ciudad española acompañado de su hija y sucesora a entregar unos premios institucionales llamados Princesa de Gerona, y he aquí algunas cosillas que han rodeado a este acto: los premios no se han podido entregar en la ciudad que les da nombre porque esta es un polvorín contra nada menos que la jefatura del Estado; algún que otro cavernícola extraído de las filas del golpismo separatista ha sugerido que se le negasen locales apropiados para ubicar el acto; se registraron concentraciones e incidentes violentos contra este, que incluyen agresiones a invitados a los que se impidió el acceso por parte de ciertos energúmenos (a los que Vidal-Folch llama "supuestos catalanes", ya nos explicará lo que quiere decir con eso); hubo también tensiones, hogueras y quema de fotos del jefe del Estado (aquí dejo una muestra de ello, ofrecida por el diario del que el señor Vidal-Folch es director adjunto); las sobrerremuneradas autoridades locales desairaron al rey de todos los españoles con su inasistencia al acto, una inaudita conducta de rebeldía institucional que solo se permite en España...: si debemos entender que todo esto es "un pasar más que correcto", una de dos: o vivimos en un país que es un cachondeo o el señor Vidal-Folch quiere convencernos de que el desgobierno es aceptable en las sociedades civilizadas. Algo hay de ambas cosas, pero ni lo uno ni lo otro lo podemos admitir quienes no gozamos de la manga ancha que parece adornar a este periodista.
-Las ensoñaciones de Vidal-Folch. A estas alturas de mi artículo, habréis captado que lo que sospecho es que el director adjunto de "El País" pertenece a ese nebuloso segmento político que se conoce como catalanismo, el cual engloba una compleja gama de asociados que van desde los energúmenos como Torra hasta los angelicales defensores del diálogo... incluso con Torra, pero que tienen todos un rasgo común: su convicción de que los creyentes en la sacrosanta identidad catalana jamás deben pagar ni uno solo de los platos que rompen. Esta problemática creencia les lleva a construir una realidad lo suficientemente obnubilada como para darle encaje (perdón por la palabrita), realidad en la que caben cosas como estas: que lo expuesto en el punto anterior pueda considerarse "de un pasar más que correcto" (transpóngase a Alemania, Francia, Reino Unido o EEUU y se entenderá lo que quiero decir); que lo que mola para España es el plurilingüismo, entendido, faltaría más, como la tiranía del catalán y el apaleo del español en Cataluña; que un galardonado con un premio oficial de un Estado acuda a recogerlo portando ante el jefe de ese Estado un símbolo que proclama que encabeza una dictadura con presos políticos. Esto último merece una consideración un poco más extensa, ya que, por mucho que Vidal-Folch y otros nos lo estén vendiendo como un síntoma de normalidad, es una desvergonzada provocación y una ofensa al rey y a la nación que da el premio, que sin duda al señor Ros-Otón solo le habrían permitido en este país de "normalidad" chachiguay que nos hemos montado en España, ya que los restantes del mundo empiezan por respetarse a sí mismos. Es también algo muy importante: un valiosísimo ejemplo de la cínica cobardía con que está operando esta gavilla de revolucionarios de opereta que participan en el procés. Si Xavier Ros-Otón tuviera dignidad (cosa que nos ha demostrado que no tiene), se habría negado en redondo a recibir un premio de manos del déspota que regenta la odiosa dictadura española, pero ha hecho lo que todos los cínicos rastreros de su cuerda: abusar de la mezcla de debilidad y buena fe de nuestras instituciones y jugar con dos barajas, me explicaré. Xavier Ros-Otón: para hacerse el héroe, ponerse el lacito por el que nada le iba a hacer esa supuesta tiranía; para sacar provecho, trincar el premio, la pasta y el prestigio; Torra: para cargarse el país, cortar carreteras y sembrar odio; para salvar el trasero, gozar de su sueldazo, culpar a otros y medir al milímetro hasta dónde llega con sus acciones; Junqueras y sus cómplices: para dar el golpe de Estado, no respetar ni una sola ley; para salvar las posaderas, ser unos yonquis del garantismo; los CDR: ellos pueden tirar adoquines, pintura, ácido o rodamientos, prender fuego, arrasar una ciudad o saquear, pero ojito con tocarles un pelo, que eso es violencia policial. Y así hasta el infinito. Esta es la normalidad actual en Cataluña y la que al parecer no extraña al señor Vidal-Folch. No todos pensamos igual, aunque seguramente sea porque somos unos fachas.
-Leonor de Borbón, que es, en principio, la futura reina. Os pido disculpas: ha sido necesario largaros el tostón precedente para que entendierais que, cuando leí el artículo de Vidal-Folch esta mañana, se me pusieran los pelos de punta al llegar a esta frase, muy especialmente, por eso de "en principio". Ahora, como ya supondréis que me resultan muy inquietantes los planes a futuro de este señor, no os extrañará que me pregunte qué significa ese "en principio" y que me parezca que solo puede interpretarse de una manera: que para Xavier Vidal-Folch está por ver que Leonor de Borbón llegue algún día a ser la reina de España. En abstracto, debería darme igual, porque este señor es muy libre de pensar eso, que la Luna está habitada por duendes o cualquier otra cosa que le apetezca, pero se da la circunstancia de que este señor no es cualquiera: es el director adjunto de un medio poderosísimo, participa por tanto en una potente máquina de creación de opinión y las posturas que sostiene ni las comparto ni creo que puedan traernos ningún beneficio: me parecen espeluznantes esas cosas de los dos puntos anteriores que él ve normales o encantadoras y, en la situación actual, desconfío automáticamente de quienes ponen en duda la monarquía, una institución que ha dado sobradas muestras de solvencia frente a los que se quieren cargar nuestra nación y nuestro sistema democrático, o sea, los separatistas (y no solo los catalanes) y los podemitas y demás antisistemas que están empeñados en convencernos de que España está aún bajo el franquismo. Y, casualmente, todos esos tienen al rey puesto en su punto de mira, queman sus fotos, lo someten a constantes ataques y se muestran fervientes partidarios de la república. ¿República? ¿Qué república? ¿La de ERC y su Junqueras, los golpistas encarcelados, el héroe que se fugó en un maletero, la CUP, Ada Coláu, Errejón, Iglesias, Torra y los niñatos que, escudándose cínicamente en esa impunidad que conocían, se han dedicado a quemar Barcelona mientras proclamaban que se iban a cargar el régimen del 78? Yo esa república peor que bananera no la quiero ni en pintura, esperemos que nunca nos caiga encima.
La pregunta es: este Xavier Vidal-Folch, director adjunto de "El País" que dice que Leonor de Borbón es futura reina de España solo en principio, ¿piensa así porque se encuentra también entre los que suspiran por la república? Pues entonces, a los motivos de inquietud ya expresados, habría que añadir uno más: al final de su artículo, elogió a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por pronunciarse en el debate electoral de ayer a favor del diálogo como medio de resolver los problemas de Cataluña. ¿Diálogo por qué y con quién? ¿Con Torra? ¿Con Junqueras? ¿Con Torrent? ¿Con Pujol y familia? ¿Con Puigdemont? ¿Con la ANC y Ómnium? ¿Con las CUP? ¿Con la "conciliadora" Ada Coláu? O sea, con los republicanos. Luego dirán algunos que la propuesta sensata es el diálogo.
Y a propósito: Pedro Sánchez ¿qué piensa de esto? ¿Es también republicano?
-Manipular a la jefa del Estado. Cuando Vidal-Folch dice eso de "la jefa del Estado", se está refiriendo a Leonor de Borbón, un niña de catorce años que, como corresponde a su edad, hoy en día no es jefa de nada. ¿Por qué, pues, el señor Vidal-Folch le atribuye tan hiperbólica responsabilidad? Muy sencillo: para atacar a Pablo Casado y apuntarle una a Pedro Sánchez, el líder del partido al que sirve "El País", ya que, en los días anteriores a la intervención de Leonor en Barcelona, el líder del PP insistió en que, si ocurría algo durante la visita real a Cataluña, el responsable de ello sería Pedro Sánchez; así pues, al no haber ocurrido nada (cosa más que discutible), el periodista se encarga de señalar que habría que adjudicarle eso como mérito al presidente del Gobierno. ¿Existe en realidad tal mérito? Sorprende para empezar que Pablo Casado haya sido tan ingenuo de hacer esa advertencia: primero, porque siempre es arriesgado poner la venda antes de la herida; segundo, porque estaba claro que el separatismo iba a hacer durante la visita real exactamente lo que ha hecho: unos aspavientos testimoniales para dar la apariencia de rebelión, pero, en el fondo, nada de profunda gravedad. La razón es muy sencilla: si hubieran hecho algo gordo, eso se habría vuelto sin duda contra Pedro Sánchez, y a Pedro Sánchez no le piensan tocar un pelo, ya que es el caballo por el que apuestan: descalabrado su intento de imponerse por lo criminal, ya solo les queda la salida de salvar los muebles por lo civil, y ello pasa inexcusablemente por alcanzar un pacto con Sánchez, enjuague del que incluso podrían sacar más beneficios que de la locura del referéndum, que se lo pregunten al PNV. Esto es lo que hay tras la supuesta ausencia de incidentes: un nuevo acto de dosificación por parte de las mentes retorcidas que manipulan el procés, que no lo aderece el señor Vidal-Folch como un triunfo de Pedro Sánchez.
-Pero ¿realmente la visita ha sido "de un pasar más que correcto"? Cuando sostiene tal cosa, el señor Vidal-Folch manifiesta una visión distorsionada equivalente a aquella famosa de don Quijote con los molinos que él tomaba por gigantes. Don Felipe de Borbón, rey de España, ha ido a una ciudad española acompañado de su hija y sucesora a entregar unos premios institucionales llamados Princesa de Gerona, y he aquí algunas cosillas que han rodeado a este acto: los premios no se han podido entregar en la ciudad que les da nombre porque esta es un polvorín contra nada menos que la jefatura del Estado; algún que otro cavernícola extraído de las filas del golpismo separatista ha sugerido que se le negasen locales apropiados para ubicar el acto; se registraron concentraciones e incidentes violentos contra este, que incluyen agresiones a invitados a los que se impidió el acceso por parte de ciertos energúmenos (a los que Vidal-Folch llama "supuestos catalanes", ya nos explicará lo que quiere decir con eso); hubo también tensiones, hogueras y quema de fotos del jefe del Estado (aquí dejo una muestra de ello, ofrecida por el diario del que el señor Vidal-Folch es director adjunto); las sobrerremuneradas autoridades locales desairaron al rey de todos los españoles con su inasistencia al acto, una inaudita conducta de rebeldía institucional que solo se permite en España...: si debemos entender que todo esto es "un pasar más que correcto", una de dos: o vivimos en un país que es un cachondeo o el señor Vidal-Folch quiere convencernos de que el desgobierno es aceptable en las sociedades civilizadas. Algo hay de ambas cosas, pero ni lo uno ni lo otro lo podemos admitir quienes no gozamos de la manga ancha que parece adornar a este periodista.
-Las ensoñaciones de Vidal-Folch. A estas alturas de mi artículo, habréis captado que lo que sospecho es que el director adjunto de "El País" pertenece a ese nebuloso segmento político que se conoce como catalanismo, el cual engloba una compleja gama de asociados que van desde los energúmenos como Torra hasta los angelicales defensores del diálogo... incluso con Torra, pero que tienen todos un rasgo común: su convicción de que los creyentes en la sacrosanta identidad catalana jamás deben pagar ni uno solo de los platos que rompen. Esta problemática creencia les lleva a construir una realidad lo suficientemente obnubilada como para darle encaje (perdón por la palabrita), realidad en la que caben cosas como estas: que lo expuesto en el punto anterior pueda considerarse "de un pasar más que correcto" (transpóngase a Alemania, Francia, Reino Unido o EEUU y se entenderá lo que quiero decir); que lo que mola para España es el plurilingüismo, entendido, faltaría más, como la tiranía del catalán y el apaleo del español en Cataluña; que un galardonado con un premio oficial de un Estado acuda a recogerlo portando ante el jefe de ese Estado un símbolo que proclama que encabeza una dictadura con presos políticos. Esto último merece una consideración un poco más extensa, ya que, por mucho que Vidal-Folch y otros nos lo estén vendiendo como un síntoma de normalidad, es una desvergonzada provocación y una ofensa al rey y a la nación que da el premio, que sin duda al señor Ros-Otón solo le habrían permitido en este país de "normalidad" chachiguay que nos hemos montado en España, ya que los restantes del mundo empiezan por respetarse a sí mismos. Es también algo muy importante: un valiosísimo ejemplo de la cínica cobardía con que está operando esta gavilla de revolucionarios de opereta que participan en el procés. Si Xavier Ros-Otón tuviera dignidad (cosa que nos ha demostrado que no tiene), se habría negado en redondo a recibir un premio de manos del déspota que regenta la odiosa dictadura española, pero ha hecho lo que todos los cínicos rastreros de su cuerda: abusar de la mezcla de debilidad y buena fe de nuestras instituciones y jugar con dos barajas, me explicaré. Xavier Ros-Otón: para hacerse el héroe, ponerse el lacito por el que nada le iba a hacer esa supuesta tiranía; para sacar provecho, trincar el premio, la pasta y el prestigio; Torra: para cargarse el país, cortar carreteras y sembrar odio; para salvar el trasero, gozar de su sueldazo, culpar a otros y medir al milímetro hasta dónde llega con sus acciones; Junqueras y sus cómplices: para dar el golpe de Estado, no respetar ni una sola ley; para salvar las posaderas, ser unos yonquis del garantismo; los CDR: ellos pueden tirar adoquines, pintura, ácido o rodamientos, prender fuego, arrasar una ciudad o saquear, pero ojito con tocarles un pelo, que eso es violencia policial. Y así hasta el infinito. Esta es la normalidad actual en Cataluña y la que al parecer no extraña al señor Vidal-Folch. No todos pensamos igual, aunque seguramente sea porque somos unos fachas.
-Leonor de Borbón, que es, en principio, la futura reina. Os pido disculpas: ha sido necesario largaros el tostón precedente para que entendierais que, cuando leí el artículo de Vidal-Folch esta mañana, se me pusieran los pelos de punta al llegar a esta frase, muy especialmente, por eso de "en principio". Ahora, como ya supondréis que me resultan muy inquietantes los planes a futuro de este señor, no os extrañará que me pregunte qué significa ese "en principio" y que me parezca que solo puede interpretarse de una manera: que para Xavier Vidal-Folch está por ver que Leonor de Borbón llegue algún día a ser la reina de España. En abstracto, debería darme igual, porque este señor es muy libre de pensar eso, que la Luna está habitada por duendes o cualquier otra cosa que le apetezca, pero se da la circunstancia de que este señor no es cualquiera: es el director adjunto de un medio poderosísimo, participa por tanto en una potente máquina de creación de opinión y las posturas que sostiene ni las comparto ni creo que puedan traernos ningún beneficio: me parecen espeluznantes esas cosas de los dos puntos anteriores que él ve normales o encantadoras y, en la situación actual, desconfío automáticamente de quienes ponen en duda la monarquía, una institución que ha dado sobradas muestras de solvencia frente a los que se quieren cargar nuestra nación y nuestro sistema democrático, o sea, los separatistas (y no solo los catalanes) y los podemitas y demás antisistemas que están empeñados en convencernos de que España está aún bajo el franquismo. Y, casualmente, todos esos tienen al rey puesto en su punto de mira, queman sus fotos, lo someten a constantes ataques y se muestran fervientes partidarios de la república. ¿República? ¿Qué república? ¿La de ERC y su Junqueras, los golpistas encarcelados, el héroe que se fugó en un maletero, la CUP, Ada Coláu, Errejón, Iglesias, Torra y los niñatos que, escudándose cínicamente en esa impunidad que conocían, se han dedicado a quemar Barcelona mientras proclamaban que se iban a cargar el régimen del 78? Yo esa república peor que bananera no la quiero ni en pintura, esperemos que nunca nos caiga encima.
La pregunta es: este Xavier Vidal-Folch, director adjunto de "El País" que dice que Leonor de Borbón es futura reina de España solo en principio, ¿piensa así porque se encuentra también entre los que suspiran por la república? Pues entonces, a los motivos de inquietud ya expresados, habría que añadir uno más: al final de su artículo, elogió a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por pronunciarse en el debate electoral de ayer a favor del diálogo como medio de resolver los problemas de Cataluña. ¿Diálogo por qué y con quién? ¿Con Torra? ¿Con Junqueras? ¿Con Torrent? ¿Con Pujol y familia? ¿Con Puigdemont? ¿Con la ANC y Ómnium? ¿Con las CUP? ¿Con la "conciliadora" Ada Coláu? O sea, con los republicanos. Luego dirán algunos que la propuesta sensata es el diálogo.
Y a propósito: Pedro Sánchez ¿qué piensa de esto? ¿Es también republicano?
Podemos comparar a Xabier Vidal Folch, al que por higiene mental hace tiempo que no leo, con su hermano Ignacio Vidal Folch. https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/precisa-grandeza_289532_102.html. Y con el asunto de la monarquía parlamentaria, la "racaille" (gentuza en francés) de la que habla el artículo de Crónica Global son los aliados de la moción de censura, que son los que quieren cargarse el régimen del 78 y la Jefatura del Estado.
ResponderEliminarQué planteamientos más antagónicos, parece mentira que sean hermanos.
EliminarLee lo que dice Carlos Rodríguez Estacio. https://www.elmundo.es/andalucia/2017/07/01/594a937fca4741660e8b4571.html
ResponderEliminarEstupendo artículo. Más de una vez me vi parándoles los pies a mediocres envidiosos que se querían cebar sobre compañeros sensatos e inteligentes. Es algo que me tomaba muy en serio, porque, como señala Estacio, tenemos aquí demasiada tendencia a vapulear a los mejores. Desde luego, para esto las redes sociales son una jungla muy propicia.
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