La letra perdida es un excelente libro de poemas publicado por Ediciones Vitruvio en el año 2012. Su autor es Fernando López Guisado, escritor cuya ya larga trayectoria podéis consultar, entre otras muchísimas páginas, aquí:
A los que queráis saber más acerca dé él -más y más a fondo-, siempre os quedará París, digo su blog, Buenas noches, Nueva Orleans, que es realmente recomendable.
Tengo el placer de conocer personalmente a Fernando. La primera vez que lo vi fue en uno de esos sensacionales episodios que la fortuna nos brinda a quienes nos animamos a meter las narices en el mundo cultural que está fuera de los grandes circuitos. Fue en junio de 2012, en un recital que Fernando daba en el café El despertar, calle Torrecilla del Leal, 18, en pleno barrio de Lavapiés (ya te vale, tío, diréis algunos). Mentiría si dijera que allí estábamos más de cuarenta asistentes, ahora bien, igualmente mentiría si dijera que el resto de los 6.000 millones de almas que actualmente componen la humanidad se perdieron algo digno de verse, y mira que, además, era gratis. ¿Por qué lo digo? Porque si la poesía de Fernando es muy buena, verle a él recitarla ya es de esos eventos impagables que suceden y cuando acaban ya no puedes guardarlos en la estantería para volver a abrirlos. "Bueno, bueno, pero puedo grabarlo en el móvil, o bajármelos de YouTube", me dirán algunos. "¡Venga, hombre!", les diré yo. A propósito de YouTube, os informo de que el pasado mes de diciembre volví a ver a Fernando nada menos que en ese Olimpo de la poesía española que son los viernes de la Cacharrería del Ateneo de Madrid. Ahí queda eso para quienes no fueron y quieran verlo, juzguen ustedes.
Pero el asunto era La letra perdida y, de un tiempo a esta parte, como sabéis, cuando hablo de poetas, prefiero dejar que sea su voz la que se oiga, porque con ellos corres el riesgo de hablar y hablar para que, al final, los árboles no dejen ver el bosque, así que reduciré al máximo lo mucho que podría decir de La letra perdida y dejaré que sea ella misma la que hable. Vamos a los poemas.
En primer, lugar, ¿qué es eso de la letra perdida? Yo la he encontrado en tres lugares del libro:
-Página 28:
La letra perdida.
Lo que no pudo ser, encallado entre las estrellas.
-Página 36:
Así comprendes que debes volver al latir del principio.
La letra perdida.
-Página 57:
Así, juntos
(incólumes, desnudos, despedidos)
seguiremos respirando
aquel aroma rojo de tu cabello
entre las flores de la memoria;
meciéndonos en lo que fuimos:
la letra perdida.
Ya me imagino que todos lo habréis pillao, ¿no? La nostalgia del absoluto inalcanzable, la implicación constante entre el principio y todo lo que viene después, el amor como plenitud y de nuevo como nostalgia...: mil cosas inabarcables en un puñado de versos, así son los poetas.
Empieza el libro (primer verso, página 13): Bajo los tilos. Termina el libro (último verso, página 57): Bajo los tilos. Un mensaje redondo, o sea, según como lo queramos ver, indefinido.
-De la página 13 (comienzo):
Eso es el poema:
preservado momento;
siempre rebrotando
incombustible,
aguardándote.
Reconstruyéndose en cada futuro.
Deconstruyéndose en cada sonido.
-De la página 57 (final):
Así, juntos
(incólumes, desnudos, despedidos)
seguiremos respirando
aquel aroma rojo de tu cabello
entre las flores de la memoria;
meciéndonos en lo que fuimos:
la letra perdida.
Así, juntos,
cogidos de la mano,
bajo los tilos.
Termino. Me ha llamado la atención la sombra de angustia existencial que se manifiesta en algunos poemas. ¿A qué me refiero? Leed estos versos de la página 48:
Me vigila todo el puño,
la garra impasible y blanca del Universo:
estoy desnudo,
expuesto ante aquello que ha visto morir
a cientos de mundos y palabras.
Minúsculo curioso, reclamando su atención.
Ha sido transmutado en pieza y piedra,
en figura entretenida de espiar,
en puerta para lo que no debe,
en origen del desastre y mecha de bomba;
en risa de los borrachos.
Esto no es todo, ni mucho menos.
Una reseñas genial para un espectacular libro de poemas. Hace poco oí algunos poemas inéditos de Fernando. Parecía que no podía superarse. Pues lo hace. Tengo unas ganas de tener libro nuevo de él. Y eso que recupero La Letra Perdida una y otra vez, porque no cansa, porque siempre descubro algo nuevo en esos versos que pueden pasas de la angustia existencial al consuelo que el amor le aporta. De una poesía expresionista, de crítica del comportamiento del se humano a la sensibilidad más pura. Extraordinario poemario que no sigue modas ni recetas facilonas para conseguir fama. Es una poesía sincera que comunica del alma a alma, de la del autor al del lector (o del oyente, si se tiene la suerte de oír su rapsodia).
ResponderEliminarImpecable, Patricia.
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