Quizás algunos recordéis que el pasado mes de junio escribí un artículo sobre cierto anuncio de las cuatro ces (educativas) de La Caixa. Escamado por esta nueva incursión de una entidad bancaria en el mundo de la enseñanza, entré en su página educativa, llamada EduCaixa, donde comprobé que el producto que tan primorosamente ofrecía el anuncio no era más que el humo que los innovadores pedagógicos llevan décadas vendiendo. Terminaba preguntándome qué "altruistas" objetivos atraían a La Caixa y a otros grandes bancos hacia la enseñanza, pero quizás no me hubiera hecho falta si, como he hecho hoy, hubiera pulsado el enlace ¿Qué es EduCaixa? Si entráis en él, veréis que estos señores tan cucos no responden directamente a la pregunta que ellos mismos plantean, sino que nos hacen una verónica contando en qué creen y lo que hacen, de lo que pensando un poquito acabas deduciendo esto: que EduCaixa es una ramificación de La Caixa dedicada a la implantacción de las supuestas bondades del innovacionismo educativo. Da que pensar el hecho de que no se atrevan a decirlo a las claras y, bien mirado, sigue sin respuesta una pregunta: ¿por qué lo hacen? ¿Por qué La Caixa y todos los bancos se han decantado por esos modelos educativos que tan decididamente están impulsando?
Tan poderosa maquinaria económica dispone de muchos medios y mucho dinero para llevar a cabo sus fines y, en el caso de esta ofensiva 4C, los está utilizando para un recurso muy caro y eficaz: una campaña publicitaria cuyo segundo anuncio anda estos días por las pantallas (ADVERTENCIA: si sois diabéticos, no pulséis el enlace, porque el cargamento de almíbar da para llenar seis piscinas). Dado que lo que ofrecen EduCaixa y el pedagogismo es un producto tan viejo como la promesa de paraísos futuros (de los que, por supuesto, ellos son los agentes inmobiliarios que nos venden la parcela), este es el recurso del que han tirado los publicistas, cosa que se ve ya desde el pricipio: acaraciantes notas de piano y un mar en calma con estas palabras sobrepuestas: "El mundo de mañana depende de la educación de hoy", lo cual es cierto solo en parte y, en todo caso, no significa que el aprendizaje por proyectos lo vaya a hacer mejor. Estas trampitas subliminales atraviesan el anuncio de cabo a rabo, vamos a verlo paso a paso en una de esas tablitas a las que tan aficionado es el guachimán.
Elemento
del anuncio |
Observaciones |
Matrimonio
sentado como si estuviera ante alguien que les entrevista. Ella dice: El
profesor les conquistó desde el primer día […] Era profesor porque estaba en
la escuela. El marido hace una pequeña observación acerca de que era diferente. |
Entrando
a matar desde el principio: ¡el profe guay, el Mesías del nuevo
evangelio que salvará a la carcomida educación de hoy! Tan distinto era de los carcamales de siempre, que
se entendía que era un profe porque estaba en la escuela, que si no… (Acotación: a lo mejor era un conserje, o un fontanero que había ido a
arreglar un grifo). Fondo del mensaje: el visceral desprecio al profesorado,
marca de la casa pedagogista. |
Nueva
pareja de entrevistados. Dice ella: Yo, como soy de la vieja escuela, le pregunté
por los materiales. No tenía libros porque… o sea, trabajaba de otra manera.
|
Quemado
el maestro, procede continuar con la segunda pira: ¡libros a la hoguera! Eso
es cosa de… ¡la vieja escuela! ¡Anatema! En el Paraíso se trabaja de otra
manera. Llevamos 22 segundos de anuncio y ya se ve que la innovación
pedagógica tiene las mismas fobias que conocidísimas propuestas totalitarias
(Inquisición, caza de brujas, franquismo, nazismo, Pol Pot…): los libros y
los maestros. Algo huele muy mal aquí. |
En la
tercera pareja, la señora que habla tiene acento andaluz, oigámosla: Vamos
a hacer un proyecto de biometalización. ¡¿Eeeeh?! ¡¿Quéééé?! ¿De bio qué? ¿Eso
qué es? Laura, eso no va a funcionar, ¿eh? |
¡Esta
madre tan antigua que no tiene ni idea de lo que es un proyecto…! ¡Pues claro
que va a funcionar, y mejor que ese c***** de los libros! Vaya, qué casualidad:
a la madre que da mayores muestras de ignorancia, le ponen acento andaluz; en
cuanto sale el plan de chiste, allá que te va el tonillo meridional. ¿Estos
señores que les hacen los anuncios a La Caixa son por casualidad discípulos
de Heribert Barrera, Jordi Pujol o Quim Torra? |
En la
cuarta pareja, ¡es el hombre el que habla! Nos dice: Cómo iban aprendiendo
pues a exponer, a mejorar, a pulir el proyecto… |
Que el
señor notaba cómo su hijo iba aprendiendo en la escuela, vamos. Hasta que
llegó EduCaixa, jamás un padre había tenido una experiencia así. |
También
en la quinta pareja es el hombre quien habla (al parecer, hubo telefonazo de
Irene Montero y la cosa se frenó ahí), para decirnos esto: Se han
equivocado una, dos, tres, cuatro… |
¿Y? ¿Se
estará quejando de que las chicas de la clase de su hijo son unas zopencas que no paran de equivocarse? No sé, aunque no creo que sea
eso. |
Se restablece el orden y vuelven a dominar las señoras. La de la sexta pareja nos dice: Les abrieron las puertas
al no fracaso y esto es muy importante, sobre todo, si es refiriéndonos a la
adolescencia, que enseguida un fracaso se ve como que se ha hundido el mundo.
|
Estoy
absolutamente de acuerdo con esta mujer: esto es importantísimo, una de las
claves de arco de la LOGSE, la filosofía que la inspira (a la que sin duda
EduCaixa es afín) y la temible LOMLOE. Este era el plan que ha hundido nuestra
enseñanza: que el alumno jamás suspendiera, que al alumno jamás se le
frustrara, que jamás se le sometiera a ningún reto, por el peligro de
que "fracasase". Esto es letal para la educación,
porque aniquila el progreso, el afán de mejorar y la excelencia. |
En la
séptima escena, el marido debe de haberse ido a por tabaco -total, para lo que servía…-
y ya directamente está solo la esposa. Nos dice con un acentillo extranjero: Yo
creo que todas las generaciones a sus niveles pueden hacer un mundo mejor.
|
Naturalmente
que sí, señora, y también peor, menudo descubrimiento. Lo que me escama es
eso de “a sus niveles”, que interpreto como un guiño a los propósitos inclusivos
de la LOMLOE, loables, pero muy mal entendidos. Resulta todo bastante
absurdo. |
Llegamos
a la última pareja. La mujer dice: En nuestra época nos enseñaban
conceptos y los memorizábamos y los soltábamos en un examen. Ahora hacen proyectos…
y por el camino han aprendido, sin darse casi ni cuenta. |
¡Ja, ja, guachimancito! ¿Te creías que te ibas a escapar sin la preceptiva coz a
la memoria y la casi preceptiva a los exámenes? ¡¡Iluso, esto nunca podrá
faltar en el catecismo innovador!! Y
luego, las inevitables connotaciones negativas: “los soltábamos”, como quien
vomita, a eso reducen los pedagogos el conocimiento. En el paraíso de EduCaixa
será distinto: con los proyectos se aprenderá sin darse cuenta. ¿Aprender sin
darse cuenta? Autocrítica involuntaria, sin darse cuenta, vamos, justo como
se “aprende” con los proyectos. |
Así que está clarísimo: ¡sí hay un Paraíso, sí existe un mundo mejor, y nos lo van a traer EduCaixa, los profesores guay y los proyectos!
Puede que alguno se esté diciendo: oye, guachimán, ¿y todo esto por un anuncio? ¿No estarás matando moscas a cañonazos? Rotundamente, no, porque este anuncio no es ninguna mosca, sino más bien todo lo contrario. Comunicativamente, es una pieza de propaganda muy bien elaborada y muy eficaz, porque en tan solo ochenta segundos ha hecho todo esto: presentar las máximas de pedagogismo envueltas en un halo de solvencia, futuro prometedor, belleza y calor humano; lanzar unas andanadas tan tremendas como invisibles contra sus demonios: el profesor con autoridad, el conocimiento, la memoria, los libros, las clases, el rigor educativo, la evaluación seria...; exponer esta división como si, de manera natural, la sociedad (= esos padres dichosos) estuviese del lado de la propuesta de EduCaixa, o sea, de los que pagan el anuncio.
¡Y en ochenta segundos, repito! ¿Podrían pedir más los artífices de la LOMLOE? Ha hecho este anuncio por su catecismo infinitamente más que todas las apariciones de Celaa y Alegría juntas, y no digamos ya que los plomizos artículos de Coll, Tiana y compañía. Con las mismas técnicas de la propaganda publicitaria: pillarnos con la guardia baja, seducir nuestra confianza con musiquitas dulces y grandes ideales (paz, futuro, igualdad...), chantajearnos moralmente con el bien de nuestros hijos, manipulando las modas ideológicas dominantes como esa de dar preferencia a las mujeres... Maquillando con todo eso un mensaje pobre, mentiroso y discutible, nos lo han colocado como si fuera la verdad de las verdades, y sin que nos diéramos cuenta de la trampa.
Subliminalmente y hurtando el debate, me temo que La Caixa pretende que los padres vean en esa escuela suya la ideal y la reclamen para sus hijos. Vuelvo a la pregunta de más arriba: ¿por qué La Caixa y todos los grandes bancos se han decantado con tanto empeño por los modelos educativos más empobrecedores? Acabaremos haciéndonos todos conspiranoicos.
De La Caixa no cabe esperar nada bueno para nadie, salvo para algunos pinchapeces de su consejo de administración. Los demás, a hacer el tolilivy pagarles la fiesta ..
ResponderEliminarSigue expandiéndose fuera de Cataluña, sin molestarse siquiera en tratar a los clientes mejor que las demás entidades. Al contrario es de las peores. No me explico nada.
EliminarEn Cataluña es famosa por tratar a los clientes a patadas, y por medrar por su colusión con la élite política...... Veo que en su expansión por el resto de España sigue con esas prácticas. No me extraña.... Eliminada la competencia, el usuario tiene que tragar..... y een esto como en todo, sin competencia; abuso....
EliminarHan absorbido Bankia y Unicaja, o sea: el hundimiento de las cajas que funcionaron estupendamente durante 200 años ha terminado agigantando una entidad con sospechosas conexiones con el catalanismo (tú y yo ya sabemos lo que esta palabra significa). Es necesario recalcarlo: unos políticos y unos sindicalistas "democráticos" invaden unas cajas de ahorros para fiscalizar su buen funcionamiento y van los tíos y las saquean y las hunden. Las cajas que funcionaron perfectamente durante el franquismo, los partidos de la democracia las rapiñaron, saquemos conclusiones acerca de unos señores que enriquecen su currículo democrático llamando franquistas a los demás. Yo tenía cuenta en Caja Madrid y la saqué harto de la pestilencia y el maltrato de esa birria de caja, en 1998, antes de la operación Bankia, y lo que me contaban amigos que mantuvieron la cuenta siempre acababa con esta pregunta mía: "¿Y por qué no sacas tu dinero de ahí?" De La Caixa, aunque jamás he tenido ahí ni un céntimo, también conozco unas cuantas historias penosas, conque ya te puedes imaginar la mala leche que se me pone cuando veo estos anuncios idílico-babosos sobre la enseñanza.
Eliminar