Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
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lunes, 15 de enero de 2018

Nuevo libro del guachimán: Lo que estamos construyendo. 1: otro pacto educativo que nace muerto

   A mediados del año pasado, comencé a escribir un libro sobre la problemática situación de nuestra enseñanza, y precisamente en los últimos días han salido a la luz noticias sobre la cada vez más inquietante conflictividad escolar y sobre los contactos iniciales en busca de un pacto educativo que están en la órbita de los asuntos que trato en mi libro. Se titula Lo que estamos construyendo y ya está lista la edición, así que supongo que podré sacarlo a la luz en una semana. Dentro de unos días, escribiré un artículo dedicado específicamente a sus contenidos; hoy lo que haré será una aproximación preliminar sustentada en esas noticias de las que hablaba antes. 
   El segundo capítulo del libro está dedicado a los mayores males que hoy sufre la educación, y sin duda uno de ellos es la conflictividad, la cual está llegando a los penosos extremos que refleja un estudio de CSIF que ha sido muy comentado estos días: ahí puede verse el abismo de desvergüenza de los peores energúmenos y de ninguneo de los profesores por el que nuestros centros se están despeñando, ante la indiferencia de políticos y gobernantes. Y ya que hablo de ellos, diré que entre los temas que trato figura también lo mucho que ha perjudicado a la escuela la demagogia de la clase política, así como la indecente culpabilización que está arrojando sobre el profesorado; ved aquí este titular que aparecía a cuatro columnas en el diario El Mundo de ayer:
Unanimidad en los partidos para mejorar la formación del profesorado
   No puede ser más explícito: los profesores somos el problema; la causa de los actuales males de nuestra enseñanza es la mala formación del profesorado; ahora bien conviene recalcar algo que se transmite también en el titular: ese diagnóstico no es una verdad empírica, sino que es la opinión de los partidos políticos, la cual no deja de ser una simple opinión, por muy unánime que sea.
   Y, como toda opinión, puede ser errónea.
   Y no es ningún secreto que nuestros partidos políticos han dicho y han hecho muchas cosas erróneas.
    Y tampoco es ningún secreto que, en materia educativa, se han prodigado en el error, hasta tal punto que hoy, ante este titular, los profesores estaríamos muy legitimados para rebotarles las culpas suyas que descargan sobre nosotros. Podríamos hacerlo, por ejemplo, con esta réplica:
Unanimidad entre los profesores para aborrecer
la incompetencia y el sectarismo de los políticos 
    Ya sé que suena un poquito menos cortés y diplomático, pero es que, en la relación entre políticos y profesores, son siempre las espaldas de estos las que sufren los disparates de aquellos, y eso termina por amargar. Se ve muy claro, sin ir más lejos, en este asunto de la formación del profesorado: ni es tan deficiente ni es ni de lejos la causa de los males actuales, pero los políticos (secundados por los medios de comunicación a su servicio) llevan bastantes años utilizando esa fábula de la baja formación del profesorado como cortina de humo para ocultar la realidad: que los males de la enseñanza son otros, los cuales están muy bien identificados, y que no se han resuelto por su sectarismo, su incompetencia, su demagogia y su ignorancia. ¿Qué hay de la conflictividad? En la noticia de El Mundo la reducen al acoso (¿por qué son tan frívolos de usar siempre la palabra bullying?), que es solo una parte. ¿Qué hay del desamparo en que las administraciones han dejado a los profesores? ¿Qué hay del empobrecimiento de los programas? ¿Qué hay de la presión para aprobar a cualquier precio? ¿Qué hay de la falta de exigencia que avalan las propias administraciones? ¿Qué hay de las vergonzosas inmersiones lingüísticas? ¿Qué hay del arrinconamiento o anulación del español en las comunidades bilingües? ¿Qué hay de la pobreza de la oferta educativa? ¿Qué hay del hundimiento del Bachillerato? ¿Qué hay del asunto de la Religión? ¿Qué hay de la falta de evaluación de catástrofes como el bilingüismo? 
    Todos estos y algunos más que no menciono sí que son problemas que están dañando mucho a nuestra enseñanza y se da la circunstancia de que algunos de ellos así son reconocidos en el propio artículo, mientras que de otros, como el empobrecimiento de los programas, ni siquiera se hace mención, ¿por qué? Porque son los que más directamente delatan la incompetencia y demagogia de unos políticos que los han mantenido durante años en el sistema porque creían que ello favorecía sus intereses.
    Pero los partidos, fieles a su incombustible costumbre, se abrazan a tópicos inocuos para ellos, pero vanos y manoseados, como esta bobada que el artículo pone en boca de Marta Martín (Ciudadanos), que estaba en la reunión que los distintos grupos han celebrado para poner en marcha el pacto:
No puede ser que los niños reciten sin aprenderse los mismos temas cada año.
   ¿Con estos planteamientos se está enfocando la reforma educativa? Estas palabras demuestran que esa señora no tiene ni la más remota idea ni de lo que se hace en la escuela ni del asunto en que está metida, así que la pregunta es: ¿qué hace en esa subcomisión, comisión o lo que sea? Tanto ella como cualquier otro que esté a su nivel de ignorancia lo mejor que puede hacer, por el bien de todos, es dedicarse a otra cosa.
     Lo dicho: si lo que estamos viendo estos días en los medios es un reflejo real de lo que van a hacer los partidos, podemos dar por seguro que nos hallamos ante otra reforma que nace muerta.
             De este tipo de cosas habla Lo que estamos construyendo.
     (Continuará)

8 comentarios:

  1. Pues el libro promete, Pablo. Quedo a la espera.
    Saludos de Pilar.

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  2. Muchas gracias, Pilar. He querido hacer algo no muy largo, directo y lo más ameno posible, a ver qué os parece. Un saludo.

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  3. Muy acertadas las preguntas que planteas al final del primer párrafo. Está gente,que sin saber, nos dirigen, son también un problema. Al final, lo que se siente es una inmensa indignación y vergüenza hacia la administración y los políticos que la manejan. Un saludo Guachimán y a la espera de poder leer tu libro, que seguro no defraudará

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  4. Gracias, Anais. Se nos viene encima una buena farsa: se supone que se debate para contrastar pareceres y consensuar soluciones, pero aquí está claro que los partidos ya entran al "debate" con las decisiones tomadas,por lo cual, ¿qué es lo que hay que debatir? Otra cosa que se ha echado siempre en falta es un interés siquiera mínimo por lo que piensa el colectivo profesoral, cosa que no se entiende muy bien cuando se habla de hacer reformas educativas. Los políticos y los medios sacan a veces las quejas y penurias del profesorado, pero les tienen un miedo enorme a sus posibles propuestas. Un saludo.

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  5. Adelante, querido Pablo. Más munición dialéctica. Un abrazo y larga vida a "Lo que estamos construyendo" (o, como diría un moderno: "LQEC").

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  6. ¡Joder con los modernos!, o, como dirían ellos, JCLM. Munición que no falte. Gracias y un abrazo, Alberto.

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  7. Voy a dar publicidad a tu libro en Facebook. Y luego, tras leerlo, ya haremos una reseña. Una pena que los ......... (adjetivo censurado) de Akal no se decidieran a publicarlo.

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  8. Muchas gracias, Mariano. En cuanto a Akal, está claro que no despierto el interés de las editoriales, así que hay que asumirlo y buscarse otras vías.

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