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martes, 10 de enero de 2017

Ni el calendario cántabro es tan bueno ni en realidad hace falta tocar los calendarios

   Desde hace algún tiempo, diversos círculos políticos tienen puesto el punto de mira sobre los calendarios escolares, con el fin de cargarse las vacaciones de verano mediante la operación de pasar los exámenes de septiembre a julio. Como sabéis, el PP de Valencia no es que haya enfocado el punto de mira, sino que ya disparó hace algunos años y consiguió echar al zurrón de su demagogia las vacaciones de verano, pero al precio de empeorar las cosas y de algún que otro episodio esperpéntico: PP valenciano en estado puro. A pesar de esto, son cada vez más las consejerías que están encantadas con el modelo y se apuntan a vender la moto de la fingida eficacia educativa mediante el señuelo de cargarse las vacaciones de verano, sin pararse a pensar en detallines como que con esto no se gana nada y además se cargan el muy aconsejable periodo de reflexión que representa el verano para los alumnos que suspenden, por no hablar del calor o del hecho de que muchas familias empiezan sus vacaciones en julio. Últimamente, a los Maquiavelos del sector les ha salido un aliado: la Consejería cántabra de educación, que ha implantado unas modificaciones en el calendario escolar con supuestas ventajas pedagógicas, que algunos quieren aprovechar como caballo de Troya en cuya panza colarnos el asesinato velado de las vacaciones de verano. Hoy voy a demostraros que ese calendario es dudosamente ventajoso, y lo voy a hacer basándome en datos oficiales que podréis hallar en estos enlaces:
    Además de esto, os recomiendo la lectura de este otro documento:
   Es realmente interesante, ya que en él se demuestra que los centros y los profesores españoles, dentro del entorno europeo, somos de los que más horas trabajamos. Es una verdadera lástima que, al final de tan excelente trabajo, sus autores cometan el error de mostrarse abiertos a la implantación de un calendario como el cántabro, que no aporta ninguna mejora y trae novedades que, a mi juicio, perjudican más que benefician. Ese calendario puede resumirse en el siguiente cuadro:

Periodo lectivo
Días
Periodo vacacional
Días
1.- Del 12/09/16 al 28/10/16
33
1.- Del 29/10/16 al 06/11/16 (nuevo)
9
2.- Del 07/11/16 al 23/12/16
33
2.- Del 24/12/16 al 08/01/17 (Navidad)
16
3.- Del 09/01/17 al 22/02/17
32
3.- Del 23/02/17 al 28/02/17 (nuevo)
6
4.- Del 01/03/ 17 al 12/04/17
31
4.- Del 13/04/17 al 23/04/17 (Semana Santa)
11
5.- Del 24/04/17 al 27/06/17
46
5.- Actividades hasta el 30 de junio

    Cuando hace unos meses me ocupé por primera vez de la propuesta cántabra, ya advertí dos cosas: primera: que en el segundo trimestre, rara vez podrían sacarse dos periodos de aproximadamente 33 días, como sostenía don Ramón Ruiz, el consejero cántabro; segunda: que, ya solo haciendo unas fáciles operaciones, el curso no podía dividirse (como él sostenía) en 5 periodos de unos 33 días y conservar los 175 lectivos, sino que por fuerza alguno tenía que tener muchos más días. Como puede verse, mi segunda objeción se cumple, y además, donde yo decía, en el tercer trimestre, que se dispara hasta los 46 días y rompe ese equilibrio de periodos cortitos para que los niños no se cansen que supuestamente iba a aportar la modificación cántabra. Puede parecer que mi primera objeción no se cumplió, pero esto es ficticio, ya que en el calendario cántabro 16-17 salen los dos periodos similares porque esa comunidad es de las que empiezan las vacaciones de Semana Santa el "miércoles santo" y porque además coincide que este año esas vacaciones son muy avanzadas: esto se da muy pocas veces y, como yo decía, habrá muchos años y muchos sitios con segundos trimestres de solo 50 o 45 días: ahí no se podrá aplicar este calendario. Conclusión: queda ya demostrado que, con esta propuesta, es materialmente imposible hacer realidad el propósito de los periodos homogéneos, ventaja que era esencial en el discurso del señor Ruiz.
    Pero me parece aún más importante otro argumento. Este calendario se nos está vendiendo como una adaptación a Europa, pero ¿a qué Europa? ¿A la que está en estos momentos sepultada bajo la nieve? Esa no es nuestra Europa, nuestra Europa es la de los veranos achicharrantes. Veamos el calendario actual de Cantabria: hay en él un periodo vacacional (el tercero) que ocupa los seis últimos días de febrero y que es calcado a algo que tuvimos aquí en los años 80: los que se llamaron "días de la nieve", que tuvieron que quitarse por dos razones, la más inmediata de ellas, porque no tenía sentido hacer un parón por la nieve en un país en el que no nevaba: ¿es razonable recuperarlos ahora que nieva muchísimo menos? Como con tantas otras innovaciones sucede, esta novedad no solo no es nueva, sino que además en su día se quitó porque traía más inconvenientes que ventajas, lo que me lleva a la segunda causa de su supresión: todos los sectores educativos nos dimos cuenta muy pronto de que ese parón, desde el punto de vista pedagógico, era nefasto, ya que, como todo el mundo sabe, retomar el ritmo después de unas vacaciones cuesta un trabajo adicional.
    Siendo como es esto indiscutible, ¿por qué añadirle al curso dos periodos vacacionales más?  Sé por experiencia que, tras aquellos parones de las semanas de la nieve, tenías que reedificar buena parte del trabajo que ya habías hecho, tenías que recuperar la atención y el tono que ya habías conseguido después de las vacaciones de Navidad. ¿Es que va a ser distinto ahora? Mucho me temo que no, así que me parece absurdo colocar un parón en medio del primer trimestre y otro en medio del segundo. ¿Os habéis fijado, en concreto, en lo que habrá pasado este año en Cantabria? ¡Un paréntesis de nueve días entre octubre y noviembre! De por sí es demencial, pero ya, si tenemos en cuenta que un mes después venía la semana de la Constitución, me parece una irresponsabilidad mayúscula. Así pues, creo que no solo no es beneficiosa ni necesaria, sino que además es completamente injustificada y perjudicial la segunda "gran ventaja" del nuevo calendario cántabro: no tiene sentido partir los trimestres, están mejor como estaban hasta ahora que en ese calendario que están padeciendo este año en Cantabria.
    Llegados a este punto, puesto que ni era nuevo ni era ventajoso, ¿a qué ha venido la implantación del calendario cántabro y los parabienes con que ha sido recibido por algunos sectores políticos? El artículo mío que he citado más arriba es un análisis de unas declaraciones en las que Ramón Ruiz presentaba su invento. En ellas, en algún momento, el señor Ruiz señalaba que "los alumnos tendrán quince días menos de vacaciones en verano". Sostuve entonces y me ratifico ahora que esta era, en realidad, la razón de ese artificio que se nos vendía con adornos que ya los hechos han demostrado que no valían para nada. Y me inquieta una cosa: en la escueta orden cántabra que he citado, no se hace mención alguna a los exámenes de septiembre: veremos lo que dicen allá por mayo, dónde acaban colocándolos. Hemos dado todos un paso más: las administraciones (Madrid ya anuncia que este será el último curso con los exámenes extraordinarios en septiembre), en la liquidación de las vacaciones de julio; el guachimán, en la refutación de la superchería cántabra, que desmonta ahora sobre datos más reales. Flaco consuelo, la verdad: ¿habrá alguna manera de evitar que los políticos cometan el desaguisado de cambiar septiembre a julio? El derecho a pernada que han adquirido sobre la enseñanza me hace ser bastante pesimista.
  
     

12 comentarios:

  1. Feliz año Guachimán, aunque sea tardío. Es muy interesante el tema que expones en tu artículo,pero no creo que haya motivo para alarmarse; por la simple y llana razón de que quién va a condenar a las familias el no poder elegir el mes en que disfruten sus vacaciones. Así que tranquilicémonos que no hay político que condene a las familias a no poder elegir su mes de vacaciones. Un saludo y a seguir batallando

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  2. Feliz año, Anais. Ese razonamiento que tú haces me lo he hecho yo también, pero creo que, por algún motivo que desconozco, no va a ser suficiente, lo digo porque en Valencia ya se han cargado el mes de julio, en Cantabria, si hemos de hacer caso a lo que dijo el señor Ruiz, está muerto también y, en Madrid, los rumores de que este curso va a ser el último con los exámenes extraordinarios en septiembre son insistentes. La noria ya está en marcha: ¿será posible pararla? Un saludo.

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  3. Habrá que esperar a la valoración de la "comunidad educativa", a esa a la que se le escucha, diga lo que diga; me refiero por supuesto a los padres y alumnos. Cuando empiecen a llegar quejas desde Valencia y Cantabria, ya se verá lo que nuestros políticos idearán para tener contento al personal.

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  4. ¡Cómo nos la colaron con lo de la "comunidad educativa"!

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    Respuestas
    1. Es que lo maquillaron muy bien, amigo. Entonces aún éramos lo suficientemente ingenuos como para no pararnos a pensar que las cosas en la realidad no siempre -o mejor dicho: nunca- se ajustan a sus planteamientos teóricos.

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    2. Ni las buenas intenciones garantizan buenos resultados. Ahora los padres y madres opinan sobre nuestro trabajo y su opinión cuenta más que la nuestra. De aquellos barros...

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    3. Esto es genial, en efecto: ahora, algunos padres, cuando ven los catastróficos exámenes de sus hijos, en lugar de reconocer que eso está mal, se lanzan contra mí diciendo que lo que pasa es que yo corrijo mal. A esta mierda hemos llegado.

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    4. Empiezan a escasearnos los amigos, querido Pablo.

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  5. Que es que aún no no hemos enterado: el cliente siempre tiene la razón.

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