Para remachar el clavo del anterior artículo sobre Tres Cantos, ha salido hoy la millonésima noticia destinada a demostrar que lo que pasa en España no es solo un problema económico, sino también político. Los sueldos de los dirigentes de los bancos que de algún modo reciban dinero público se verán recortados, según los casos y los cargos, hasta límites que no puedan superar los 300.000 o los 600.000 euros. Esto representará rebajas de entre un 65 y un 75 por ciento de las retribuciones que hasta ahora percibían los miembros de un colectivo en gran parte responsable de que la economía española se hundiera mientras ellos y sus entidades ganaban cantidades monstruosas. Como está claro que en todo este asunto anda de por medio una desorbitada cantidad de dinero de todos, quiero hacer una comparación con las retribuciones de los cargos públicos.
Los sueldos más importantes que salen de las arcas públicas podéis verlos aquí, pero os extracto algunos de los más significativos:
-El Rey: 292.752 euros.
-El presidente del Gobierno: 78.185 euros.
-El presidente del Congreso: 143.218 euros.
-El presidente del Senado: 124.225'44 euros.
-Los ministros: 68.981 euros.
-El presidente de la Generalitat: 144.000 euros.
-El presidente del Tribunal Supremo: 130.152 euros.
-El presidente del Banco de España: 165.000 euros.
-Los consejeros autonómicos: ver esta sustanciosa noticia, que habla también de los presidentes, aunque es de 2009 y está por tanto un poco anticuada. El que más: 127.737 euros (catalán); el que menos: 70.032 (andaluz).
-Los diputados nacionales: unos engañosos 43.771'28 euros al mes.
-Los senadores: véase esta curiosa aunque ya algo anticuada noticia en La Razón.
-Los diputados autonómicos: esta verdadera jungla está muy bien explorada en este blog. Oscilación: entre los 75.000 euros de un madrileño o los 71.988 de un vasco y los 36.000 de un murciano, pasando por los 66.836 de un extremeño o los 43.825 de un catalán, pero no os dejéis engañar, porque gozan de un verdadero laberinto de "extras" en su mayoría muy suculentos que pueden variar bastante la cosa (por supuesto, al alza). ¡Yo quiero ser como ellos cuando sea mayor!
El que quiera información más exhaustiva, que bucee en los diversos enlaces. Pero, por si estabais pensando que esto es escandaloso, sentaos y echad un vistazo a este auténtico libro negro de los sueldos municipales, el cual refleja aquello ya sabido de que aquí el alcalde de una población de medio pelo puede ganar más que un ministro. Por aquí empezaré las reflexiones a que me llevan todas estas cifras. Si os he de ser sincero, pienso que 292.752 euros no son ni mucho menos una retribución excesiva para el jefe de un Estado como el español. Yendo más lejos, afirmaré que, dado el nivel de nuestra economía y los sueldos que se pagan por ahí, me parecen hasta rácanas las retribuciones del presidente del Gobierno y de los ministros, si tenemos en cuenta las altísimas responsabilidades a que se enfrentan. Lo de los diputados ya es otro cantar, considerando los pluses que añaden a sus emolumentos nominales y lo que ha salido con demasiada frecuencia acerca de su dedicación. ¿Qué decir entonces de los senadores? Mejor no hablemos. Tampoco se entiende muy bien que los presidentes de ambas cámaras, el del Tribunal Supremo y el del Banco de España superen de esa forma al presidente del Gobierno, cuando, para empezar, lo lógico y teniendo en cuenta las jerarquías, debería ser que este ganase más que ellos. Entre su envergadura y esta incongruencia, esos sueldos entran ya en lo extralimitado.
Pero lo espeluznante llega cuando descendemos a las esferas autonómica y municipal: ¿cómo puede justificarse que en 2009 diez presidentes autonómicos ganasen más que el del gobierno, dos ganasen más o menos lo mismo y solo cinco tuviesen un sueldo menor? ¿Con qué se come que el presidentet de Cataluña ganase 164.043 euros, el presidentico de Murcia ganase 79.000 y el presidente de España ganase 78.185, los cuales, ojo, eran bastantes menos que los que 127.737 que ganaba un consejeret catalán, el cual, por cierto, ganaba casi el doble que un ministro español? Supongo que habréis notado que los simpáticos diminutivos regionales que uso no proceden de un ánimo discriminador, sino del afán de diferenciar lo menor (las autonomías) de lo mayor (la nación). No se nos pase tampoco por alto que, no ya un presidentillo, ni siquiera un consejerillo, sino un simple diputadillo madrileño o vasco ganaban casi lo mismo que el presidente del gobierno español. ¿A qué jugamos aquí? Porque conviene que nadie olvide que, mientras el gobierno español bajaba el sueldo a los funcionarios y congelaba las pensiones, los gobiernillos catalán o madrileño, con sus cargos megarremunerados, se permitían cargarse la sanidad o despedir a miles de funcionarios. ¿A qué jugamos aquí, cuando esos mismos sobrevalorados "servidores públicos" se permiten encima reclamar austeridad y descalificar a colectivos de miles de trabajadores? Pero lo dicho hasta ahora no es el fondo del disparate, porque habéis podido ver que la alcaldesa de Valencia gana 93.508 euros, el alcalde Zaragoza, 91.812, y hasta un concejal de área de Madrid, con sus 91.788 euros (en 2009, 107.987), podría considerar al presidente del Gobierno un auténtico "pringao" que ganaba 13.000 euros menos que él. En fin, para qué seguir, pero diré aún una cosa más: que nadie olvide el desmesurado nivel de endeudamiento en el que se hallan todas las comunidades autónomas y los ayuntamientos de todas las envergaduras, endeudamiento que viene de estos sueldos canallescos y de las obras faraónicas en que han despilfarrado el dinero con el solo y exclusivo fin de ganar elecciones y mantenerse en la poltrona; que nadie olvide que ahora el debe de esa verbena lo están sacando de nuestros bolsillos y tratando además de llevarse por delante nuestros derechos.
Este es el auténtico latrocinio que, con vitola de legalidad, está llevando a cabo esa clase política que al mismo tiempo nos estruja con la ley en la mano. Pero volvamos al punto de partida de este artículo: los recortes anunciados hoy para los directivos bancarios de entidades que han recibido ya muchísimo dinero público. Si os fijáis, esos 300.000 euros que se les ponen de límite-castigo, son más que los 292.752 euros que gana el Rey, es decir, el que percibe el sueldo público más alto. Si recordamos que representan para esos ejecutivos un recorte de entre el 65% y el 75% de lo que antes percibían, convendremos en que, al lado de lo que ha choriceado la banca, lo de los políticos es en realidad cosa de aficionados.
Pero lo espeluznante llega cuando descendemos a las esferas autonómica y municipal: ¿cómo puede justificarse que en 2009 diez presidentes autonómicos ganasen más que el del gobierno, dos ganasen más o menos lo mismo y solo cinco tuviesen un sueldo menor? ¿Con qué se come que el presidentet de Cataluña ganase 164.043 euros, el presidentico de Murcia ganase 79.000 y el presidente de España ganase 78.185, los cuales, ojo, eran bastantes menos que los que 127.737 que ganaba un consejeret catalán, el cual, por cierto, ganaba casi el doble que un ministro español? Supongo que habréis notado que los simpáticos diminutivos regionales que uso no proceden de un ánimo discriminador, sino del afán de diferenciar lo menor (las autonomías) de lo mayor (la nación). No se nos pase tampoco por alto que, no ya un presidentillo, ni siquiera un consejerillo, sino un simple diputadillo madrileño o vasco ganaban casi lo mismo que el presidente del gobierno español. ¿A qué jugamos aquí? Porque conviene que nadie olvide que, mientras el gobierno español bajaba el sueldo a los funcionarios y congelaba las pensiones, los gobiernillos catalán o madrileño, con sus cargos megarremunerados, se permitían cargarse la sanidad o despedir a miles de funcionarios. ¿A qué jugamos aquí, cuando esos mismos sobrevalorados "servidores públicos" se permiten encima reclamar austeridad y descalificar a colectivos de miles de trabajadores? Pero lo dicho hasta ahora no es el fondo del disparate, porque habéis podido ver que la alcaldesa de Valencia gana 93.508 euros, el alcalde Zaragoza, 91.812, y hasta un concejal de área de Madrid, con sus 91.788 euros (en 2009, 107.987), podría considerar al presidente del Gobierno un auténtico "pringao" que ganaba 13.000 euros menos que él. En fin, para qué seguir, pero diré aún una cosa más: que nadie olvide el desmesurado nivel de endeudamiento en el que se hallan todas las comunidades autónomas y los ayuntamientos de todas las envergaduras, endeudamiento que viene de estos sueldos canallescos y de las obras faraónicas en que han despilfarrado el dinero con el solo y exclusivo fin de ganar elecciones y mantenerse en la poltrona; que nadie olvide que ahora el debe de esa verbena lo están sacando de nuestros bolsillos y tratando además de llevarse por delante nuestros derechos.
Este es el auténtico latrocinio que, con vitola de legalidad, está llevando a cabo esa clase política que al mismo tiempo nos estruja con la ley en la mano. Pero volvamos al punto de partida de este artículo: los recortes anunciados hoy para los directivos bancarios de entidades que han recibido ya muchísimo dinero público. Si os fijáis, esos 300.000 euros que se les ponen de límite-castigo, son más que los 292.752 euros que gana el Rey, es decir, el que percibe el sueldo público más alto. Si recordamos que representan para esos ejecutivos un recorte de entre el 65% y el 75% de lo que antes percibían, convendremos en que, al lado de lo que ha choriceado la banca, lo de los políticos es en realidad cosa de aficionados.
Pero no hay que pasar por alto que han trabajado en equipo, marcando cada uno las pautas que les convenían en su correspondientes terrenos, y aun ahora, cuando el Gobierno le pone límites a la banca, se los pone tan generosos que siguen dejándola en la estratosfera. Políticos y banqueros han estado aliados para forrarse con el dinero de todos y todavía, mientras exprimen a los demás, mantienen unas ganancias desmesuradas a las que no piensan renunciar. Su legitimidad para predicar y pedir austeridad es cero. Mientras no haya leyes que impidan estas alegrías con el dinero de todos, no se podrá hablar de democracia en España.
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