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-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
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lunes, 25 de julio de 2011

¿Ya empezamos con las intoxicaciones?

   Publica hoy "El País" un reportaje que se titula "Enseñar a convivir o más matemáticas" en el que hace una incursión bastante sospechosa en el conflicto que se está gestando en la enseñanza madrileña. ¿Por qué digo sospechosa? Porque la propuesta de este artículo es que lo realmente grave de las medidas que ha decretado para el próximo  curso la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid es la supresión de la hora de tutoría directa con alumnos, y no la verdadera puñalada: el aumento de horas lectivas de 18 a 20, que es lo que realmente provocará un grave perjuicio a la calidad de la enseñanza y dejará en la calle a un número de profesores que se calcula entre 2.000 y 3.000. Como todos los discursos manipuladores, el artículo es un largo muestrario de técnicas de mareo de la perdiz, pero que su propósito es el que yo digo queda claro en este párrafo, que es, para mayor abundamiento, el final:
   Para el presidente de la asociación de directores, José Antonio Martínez, la supresión de la tutoría es peor que el recorte de docentes. El también director del centro de secundaria Pío Baroja, que asegura que se les informó del cambio a través de un correo electrónico, critica que la medida se "carga la esencia del sistema educativo". "¿Cuándo hablaremos con los chicos?", se pregunta.
   Yo también me pregunto algo: ¿a qué amo sirve "El País"? Empezaré por decir que, como intoxicación que es, este artículo intenta crear un falso debate, porque la eliminación de la hora de tutoría ni es peor que lo de las horas, ni tiene por qué compararse con ello, ni tiene por qué interferir en las proyectadas movilizaciones reivindicativas. En efecto, esa hora es importante (os lo dice alguien que ha sido tutor 20 años y jefe de estudios -que es algo así como un megatutor- durante tres), pero su defensa es perfectamente compatible con la lucha contra el aumento de horas.
   El artículo es una auténtica orgía de inexactitudes con alguna que otra barbaridad, como esa de que se van a organizar reuniones individualizadas fuera del horario lectivo y se pagarán a 26 euros por sesión: ¿esa es la porquería de compensación con que la consejería piensa pagar una hora extra de un profesional tan altamente cualificado como un profesor? ¡Basta ya de tratarnos como a felpudos!
   Termino: por la clase de voces a que da eco y por los argumentos que maneja (esos falsos debates matemáticas-tutoría o tutoría-horas lectivas del profesor) me temo que este es el primer gran intento del pedagogismo y sus valedores (CCOO, UGT, el PSOE, los padres "progresistas"...) de capitalizar el conflicto y convertir lo que es una protesta laboral contra un abuso laboral en una más de sus fantasmales y estériles batallas ideológicas, esas batallas que han hundido a la enseñanza. De paso, algunos de los mencionados eludirían hacer algo que les rechina: defender que no se aumenten las horas lectivas del profesor. Demagogos como son, aunque no lo digan, a ellos les parece muy bien que esos gandules de profesores trabajen un poquito más.
   Cuidado con estos: se han disfrazado con una piel de cordero, pero esta vez no son lobos, sino perros pastores (no sé si voluntarios o involuntarios) de las pastorcillas Alicia, Lucía y Esperanza.  
  

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