Acabo de ver las instrucciones para el curso 2011 de la consejería de educación de Madrid (fechadas el 4 de julio) y quiero deciros que en sus 35 tediosas páginas hay un elemento que constituye una nueva agresión del gobierno de Esperanza Aguirre al profesorado de secundaria y a la calidad de la enseñanza: la elevación de las horas lectivas de 18 a 20. Además, sube de 15 a 18 las horas para los jefes de departamento y establece explícitamente que ni las horas de jefatura ni las de tutoría podrán computarse como lectivas. Todo esto se fija en el apartado 4.3.5. (página 9), acompañado de unas vagas referencias a retribuciones complementarias. Cualquiera que sepa algo de educación, sabe que este aumento de horas va en detrimento de la calidad de la enseñanza y que contraviene a las recomendaciones dadas por la UNESCO sobre la materia. Es curioso que las mismas Aguirre, Figar y Delibes que han perpetrado este disparate sean las que se muestran tan comprometidas con la mejora de la enseñanza en sus planes florero. Nótese además el dato de que, mientras esos planes se airean a bombo y platillo, los que van a repercutir en un sensible empeoramiento de la enseñanza se materializan en la silenciosa rebotica de los papeles burocráticos.
Por esto, por años y años de sueldos congelados o semicongelados, por las recientes rebajas del sueldo de los funcionarios, por el arrinconamiento que la enseñanza pública lleva años sufriendo en Madrid, porque somos la única comunidad donde hacen falta 250 horas y no 100 para percibir un sexenio, creo que los sindicatos de la enseñanza deberían unirse y, muy en serio,
CONVOCAR EN SEPTIEMBRE UNA HUELGA EN LA EDUCACIÓN EN MADRID
Creo que es el momento de decirle basta a este gobierno antiprofesoral. Esto ya se está convirtiendo en una cuestión de dignidad como colectivo profesional.
No quisiera despedirme sin un par de apuntes. No he leído a fondo esas instrucciones, pero, además de lo dicho, he detectado otras dos cosas poco o nada admisibles. La primera está en el apartado 4.5.4. (página 11) y establece que los alumnos de primero de bachillerato que no den religión "dedicarán esas horas al estudio dentro de la biblioteca del centro" y solo se les podrá prestar atención si ello no supone incremento del profesorado. Una vez más, se consuma la aberración: el derecho a recibir religión de los que la eligen acarrea el perjuicio y/o trato inadecuado para los que no la eligen. No me cansaré de decirlo: en un país aconfesional, no debería existir la asignatura de religión; ahora bien, llegados a la situación en que estamos, en que se da esgrimiéndola como un derecho, debería darse sin alternativa: los de religión, que dieran una, dos o las horas más que fuera que el resto de alumnos, y estos, que no fueran enganchados como los rehenes de los derechos de otros en actividades metidas con calzador. Existen fórmulas para hacer esto posible, una de ellas, que la religión se diese por las tardes, sacrificio que sin duda se haría muy llevadero siendo para el ejercicio de un derecho tan perentorio. Esto debe ser así por una razón que tampoco me cansaré de decir: los alumnos que no quieren dar religión son verdaderos damnificados de la libertad religiosa de otros. Es una vergüenza que en la España de la libertad de culto llevemos treinta y tres años sin que nadie haya defendido sus derechos.
La segunda cosa dfícilmente admisible está en el apartado 11.2., donde se establece que, cuando haya actividades dadas por gente de fuera del centro, el jefe de estudios supervisará que el tutor esté acompañando a esos "colaboradores" externos (¿en calidad de qué? ¿De segurata?). Esto a menudo sería inviable, porque podría darse el caso de que ese tutor estuviera dando clase a otro grupo, lo que representa que esta norma ha sido concebida por alguien que, o no tiene mucha idea de enseñanza, o le importa un pimiento el desarrollo de los programas. Alguien capaz de subir las horas lectivas del profesorado, que estaban muy bien como estaban.
Es imprecindible convocar huelga indefinida para el día 1 de septiembre, cuando les podemos hacer daño.
ResponderEliminarNo hay que esperar a tener los alumnos sentados en el aula porque eso les da igual.
Hay que reventar los procesos de matriculación, exámenes de septiembre y Selectividad (P.A.U.). Si la Universidad, los padres y los alumnos se quejan al unísono, calculo que enseguida se pondrán a la escucha. Además, haciendo presión fuerte es la mejor manera de acortar las huelgas.
¿Qué te apuestas a que los sindicatos no están por la labor y proponen las gilipolleces de costumbre?
José María, estoy contigo en lo de la presión fuerte, sea mediante huelga o mediante cualquier otra medida. Puede que tú conocieras la huelga de 1988, y entonces sabrás que, aunque fue muy criticada en muchos sentidos (y no sin razón), aquella movilización, al menos, dio imagen de fuerza, alcanzó algún objetivo y se llevó por delante a un par de mandarines. Algo así nos haría falta, pero, te seré sincero, no estoy de acuerdo con lo de la huelga de exámenes, por razones que sería muy prolijo exponer. En cuanto a lo que dices de los sindicatos, lo comparto totalmente; de hecho, si hemos llegado hasta aquí es, entre otras cosas, porque los sindicatos llevan mucho tiempo vendiéndose. Ahora tendrían una excelente ocasión de lavar su imagen.
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