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sábado, 30 de mayo de 2020

Trece razones por las que Pablo Iglesias me parece un personaje tóxico

    Lo que salió de las elecciones del pasado 19 de noviembre es un Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, sustentado en una mayoría suficiente para formar gobierno pero precaria para ejercerlo, dado el balance de fuerzas representadas en el Parlamento. Prescindiendo de otras consideraciones, voy a dedicar este artículo a Pablo Iglesias, un señor que, como consecuencia de ese pacto, es hoy vicepresidente del Gobierno. Si definimos como personaje tóxico a aquel que por sus actos, palabras y proyectos envenena la convivencia en su entorno o empeora las vidas de los que le rodean, no me cabe duda de que Pablo Iglesias lo es, por razones como las siguientes:
    1.- Se dedicó a censurar la libertad de expresión en la universidad. Y lo hizo usando la fuerza bruta. Él movía ladinamente los hilos y una turba de estudiantes con maneras de hinchas violentos actuaba de brazo ejecutor. Así fue el famoso boicot que promovió contra Rosa Díez (pulsar aquí), cuya libertad de expresión Iglesias y sus zombis pisotearon. El enlace es breve y, aunque las imágenes no son muy buenas, recomiendo verlo, porque:
    -En él sale Iglesias exponiendo su famosa definición del escrache como jarabe democrático.
   -Se le ve muy bien participando en el escrache y dirigiéndolo.
   -Luego aparece negando cínicamente ese participación de la que hay imágenes.
          Echar a patadas de la universidad a alguien que va allí a exponer sus ideas es envilecerla.  
    2.- Tiene una gran responsabilidad en la implantación del escrache como arma política. Puede verse lo dicho en el punto anterior, que no es ni una milésima parte de lo que se podría decir, porque hay muchísimo más. A partir de 2010 o 2011, nos hartamos de ver casi a diario en los medios imágenes de escraches promovidos por Podemos (donde Iglesias es el amo) o grupos afines. Llevándolo a la más alta expresión, ¿qué fue el "rodea el Congreso" de 2012 (pulsar aquí), sino un gran escrache a la sede de la soberanía nacional? Y ya en 2016, a cara descubierta, Podemos se permitió convocar otro "rodea el Congreso" contra la investidura de Rajoy (pulsar aquí). Hoy ya solo los  podemitas, los separatistas, algunos grupúsculos ultraderechistas o unos cuantos despistados son capaces de negar que el escrache es un método violento de intimidación totalitaria. No olvidemos, por tanto, que gente como Iglesias o su amiga Coláu fueron los pioneros. 
    3.- Practica en su partido una distribución del poder en la que tienen demasiado peso lo familiar o lo sentimental. Se me podrá objetar que esto no es ser tóxico, pues a las concernidas no se las perjudica, sino, que, todo lo contrario, se las beneficia, pero hay que mirarlo en perspectiva de política general, y en ese ámbito este comportamiento no es sostenible en un país avanzado. Ved una buena síntesis en este artículo: El cardenal Iglesias
    4.- Ha exportado al Gobierno de la nación el modelo clánico de su partido. Aunque se me acuse de subjetivo o suspicaz, voy a permitirme dudar que Irene Montero hubiese llegado a ministra de no haber sido la pareja sentimental de Iglesias. No es simplemente que me parezca impropio de un país moderno y democrático, sino que resulta una muestra palmaria de que en España ya estamos tan acostumbrados a los despropósitos que no nos escandalizamos ni por cosas tan graves como esta, con lo que dejamos vía libre a que las haga cualquiera con la suficiente falta de escrúpulos. Esto es patético por dos razones muy serias: por representar un nepotismo norcoreano y porque los méritos de Irene Montero brillan por su pobreza.
    5.- Sus vínculos ideológicos y económicos con países como Irán o Venezuela. Puede parecer surrealista que un megaprogre como Iglesias coloque su Fort Apache en Hispán TV, la cadena-topo (pulsar aquí) de la teocracia iraní en el mundo de habla hispana, pero no lo es, porque los dos parecen tener la misma fobia a las democracias occidentales. En cuanto a Venezuela, es un asunto que ha tenido muchas idas y venidas por acusaciones ante los tribunales y otros lances, lo cual ha llegado a veces a ocultar el hecho capital e innegable: que Iglesias trabajó para la dictadura de Chávez (pulsar aquí), a quien admira. Échele quien quiera sacar conclusiones un vistazo a los logros del régimen para el que trabajó el señor Iglesias y al que asesoró y pasó facturas.
    6.- Se relaciona muy bien con personajes y partidos de inclinaciones violentas. Hay gran cantidad de ejemplos. Iglesias da a veces la impresión de sentir nostalgia de una conquista del poder digna de la cámara de Eisenstein, por lo que no oculta su admiración hacia los que por aquí se han colgado la vitola de revolucionarios. El problema es que estos han usado la violencia, el crimen y el asesinato como "argumentos" políticos. Pulsar aquí: Otegui, partidarios de ETA.
  7.- Sus propuestas y maniobras son contrarias a la unidad de España (aunque a veces lo disimula malamente por electoralismo). No solo muestra una gran conexión con los golpistas que quisieron segregar Cataluña por la fuerza, sino que los venera y defiende de forma servil. Pulsar aquí: Junqueras, los Jordis. Ver también lo dicho en el punto 6, aunque ni que decir tiene que hay mucho más. 
    8.- Sus ataques a la monarquía son penosos en las formas y explosivos en la intención. Desde la estupidez aquella de Juego de tronos (pulsar aquí) hasta la seria extralimitación del pasado abril (pulsar aquí), todos hemos podido presenciar el rosario de ataques a la monarquía y de desaires a Felipe VI procedentes de Pablo Iglesias. Sería erróneo considerar esta personalización como un elemento más del republicanismo del que hablo en el siguiente punto, porque, aun siéndolo, es también un rasgo de la envergadura suficiente como para darle un capítulo aparte. En primer lugar, demuestra que Iglesias se merece un cero en modales, porque estas bufonadas la mayoría de las veces han llevado implícito un nulo respeto a la persona del rey o a entornos protocolarios. En segundo lugar, representa algo que no por sabido es menos inquietante: que Iglesias tiene también un nulo respeto a ese marco institucional en que Felipe VI es el jefe del Estado, ese Estado democrático en que se desenvuelve nuestra convivencia actual. En tercer lugar, y esto es gravísimo, al dedicarse a disparar contra el rey, Iglesias se sitúa en la misma línea de los francotiradores políticos que tienen el mismo blanco: los nostálgicos de ETA, los golpistas del separatismo catalán..., es decir, una serie de camarillas siniestras que odian al rey precisamente porque lo ven como alguien que obstaculiza sus planes totalitarios. Dime con quién andas y te diré quién eres.   
    9.- Sus ataques a lo que él llama "el régimen del 78" parecen más bien ataques a la democracia. Se puede ver muy bien en el punto 6, en el enlace "partidarios de ETA". También esta relacionado con este punto el anterior. Esos ataques están enmarcados en sus habituales profesiones de fe republicana, incluso siendo vicepresidente de una monarquía. Pulsar aquí: en plena pandemia, un régimen que se derrumba. La guinda de este pastel es la fabulación de que, en realidad, la democracia constitucionalista no es más que una continuación del franquismo. A este inicuo montaje se han agregado los sectores más sombríos: antisistemas varios, proetarras, conspiradores del 1-O...
   10.- Sus incongruencias habitacionales. No soy de los que critican que Iglesias viva en un gran chalé en Galapagar (que viva donde quiera, mientras se lo pague con su dinero ganado honradamente), pero se cae con todo el equipo quien hoy se compra una vivienda de 600.000 euros y ayer censuró a otro por hacer eso mismo (pulsar aquí). Si eso no es incongruencia política, que venga Dios y lo vea, y es que, la verdad, todas sus proclamas sobre la casta a los podemitas se les están viniendo encima como un techo mal construido. En lo tocante a la vivienda, Iglesias, Colau y el podemismo, que impulsan políticas que favorecen una práctica tan abyecta como la okupación, tienen un discurso abominable. Si encima lo adornan con incongruencias personales...
   11.- La famosa "alerta antifascista". No hay que extenderse mucho: cuando te estrellas en unas elecciones y tu respuesta es calificar de fascista a un partido que obtuvo más de un 10% de los escaños (395.114 votos), has dicho en voz alta que no crees en la democracia. Cuando además lanzas contra ese partido y por televisión una inicua "alerta antifascista" (pulsar aquí), eres un totalitario. Después de ese gesto demencial, hubo agresiones contra simpatizantes de Vox, lo cual es un hecho que habla de las peligrosas consecuencias de la irresponsabilidad de Pablo Iglesias. 
   12.- Su facilidad para llamar golpistas (en sede parlamentaria o donde haga falta) a sus adversarios políticos. Y es que parece que el señor Iglesias tiene el hierro de marcar fachas. Recientemente, ha acusado al PP de llamar a la insubordinación de la Guardia Civil (pulsar aquí) y a Vox de querer dar un golpe de Estado (pulsar aquí). Es necesario verlo (pulsar aquí), para entender los niveles de cinismo de nuestro vicepresidente y de algún otro. Lo dicho: los que no le gustan, es que son fachas y golpistas, y proclamado en sede parlamentaria por alguien que es vicepresidente del Gobierno. Compárese lo dicho en este punto y el anterior con las inclinaciones de Iglesias que se señalan en los puntos 5, 6 y 7 y se entenderá la magnitud de la incongruencia o la hipocresía de este líder político.
   13.- El pequeño predicador que no sabíamos que llevaba dentro. Habíamos visto que a Iglesias de vez en cuando se le escapa la vena sentimental o que, cuando quiere aparentar que está por encima del bien y del mal, baja la voz y pone un tonito melifluo-pringoso con registros que van de lo admonitorio a lo victimista, pero, con las recientes sesiones parlamentarias en torno a la pandemia, ha alcanzado unos niveles que nos han ayudado a descubrir el extraordinario predicador que es. ¿Sermones hipócritas y flagelatorios en un Parlamento del siglo XXI? No, gracias. 
     Si repasamos esta lista, veremos que las razones que aporto, además de indiscutibles, representan vicios inadmisibles en el plano personal, pero son muy inquietantes cuando se da la circunstancia de que se encarnan en alguien que es vicepresidente del Gobierno, y eso es lo que me preocupa: que el señor Iglesias sea así en su casa o en su partido, pase, pero que lo sea también en un puesto desde el que puede decidir sobre nuestras vidas, pues no. Pero es ineludible señalar una cosa: para que Iglesias sea vicepresidente, ha tenido que ser nombrado por el presidente. No extraña que el actual presidente del Gobierno haya nombrado vicepresidente a alguien como Iglesias. Ya veremos dónde acabamos con este equipo.   

4 comentarios:

  1. Coincido plenamente con todos los argumentos, algunos de los cuales ya ha ido mostrando a lo largo de estos años y otros los ha manifestado desde que es una de las estrellas de este gobierno. Ha pasado de "quitar el sueño" al presidente a ser "socio preferente". Si tuviéramos que resumir todos los argumentos que das para sostener la tesis de por qué Pablo Manuel es un personaje tóxico, se podrían sintetizar en que es un potencial tirano bananero y estalinista que puede abocar a España a una confrontación civil y a una fractura social y territorial. La irresponsabilidad de quienes no le cerraron la puerta del gobierno desde el momento en el que muchos vieron el peligro que tenía muñir alianzas de gobierno con secesionistas, bilduetarras y totalitarios nunca será suficientemente puesta de manifiesto. Pero como en política lo importante es quién gana, pues de momento van ganando los que van ganando. Ante las graves perspectivas de crisis en todos los ámbitos, la presencia de Pablo Manuel en el puesto que ocupa es una bomba de relojería.

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    1. Una bomba que está activada. Estoy de acuerdo en que en política lo que se busca en ganar, pero cuando empiezas a hacerlo sin importarte que puedas convertirte en el caballo de Atila, entonces la busca del triunfo ya deja de estar justificada. El problema del PSOE actual, de Podemos y de sus aliados más tenebrosos (PNV, Bildu, ERC, JxCat..., tienen unos cuantos) es que buscan ganar a cualquier precio, y eso es la guerra. Sin límites no hay convivencia.

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  2. Cuanto mas teatro moral, mas ambición de poder se esconde

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    1. Lo gracioso del caso es que le pasa como a los predicadores: hay gente que se cree que de verdad tiene superioridad moral.

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