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lunes, 10 de julio de 2017

La elocuencia de una foto

La actriz y cantante Paquita Rico en 1981.
   Leo la noticia del fallecimiento de Paquita Rico, la famosa actriz y cantante que fue una de las reinas del cine español de los años 50 y 60, descanse en paz. Era una mujer de extraordinaria belleza que protagonizó nada menos que ¿Dónde vas, Alfonso XII?, una película mítica del cine español, y participó en otras como La viudita naviera, Viva lo imposible y El taxi de los conflictos, de las que como mínimo se puede decir que en su día tuvieron mucho éxito. No voy a descubrir nada acerca de la figura de Paquita Rico, sobre quien naturalmente podréis encontrar mucho en internet, y en realidad el motivo de este artículo es la foto con que lo ilustro, obtenida en 1981, año en que la actriz era desde hacía tiempo una celebridad. Ahí la tenemos, con una copa en la mano, que no podía ser sino de anís, concretamente, de la marca Bendor, cosa que deducimos de la botella que descansa sobre la mesa, con la inconfundible campanilla que la casa utilizaba como reclamo en su publicidad televisiva, en la que, por cierto y como quizás algunos recordéis, el producto se ofrecía para las mujeres. La foto no engaña: en el año 1981, esta señora se presentaba en los medios consumiendo alcohol, ¡qué incorrección! Pero no se queda ahí la cosa: ¿os habéis fijado en los dos paquetes de tabaco que hay sobre la mesa? Uno de Fortuna y otro de otra marca que parece L&M, o sea, que Paquita Rico o alguien que estaba allí fumaba, pecado que confirma el cenicero lleno de colillas. ¡Cuantísimo vicio en una sola foto! Hoy en día, una foto así sería imposible, porque nuestros famosos cuidan escrupulosamente su imagen, y todos sabemos lo mal visto que está eso del alcohol y el tabaco: aquí todo el mundo bebe agua de grifo y nadie toca un pitillo. Qué virtuosos nos hemos vuelto con el paso de los años.   

4 comentarios:

  1. Es evidente por tus observaciones, de que no tenía asesor de imagen, de todas formas esta guapa señora, que yo encasillo dentro del grupo de folclóricas de la época, eran todas, como dice el tan manido refrán: genio y figura hasta la sepultura.
    Un abrazo, amigo

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  2. Totalmente de acuerdo, y en aquellos tiempos un tanto más ingenuos, con eso se podía ir muy bien por el mundo. Hoy en día, ya... Un abrazo.

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  3. Sabiendo de la carga de ironía encerrada en la última frase, cabe añadir lo delicados que nos hemos vuelto en el uso del lenguaje (sobre todo cuando se puede transmitir por los medios), en las formas y en el comportamiento cívico. Todo lo cual se refleja en la salud educativa de las nuevas generaciones, en el respeto de los hijos por los padres, de los alumnos por los profesores, de los jóvenes por los viejos... y entre iguales. ¡Cuánta dicha social! ¡Cuánta paz neo-secular! ¡Cuánta alegría mundana!... ¡Y olé!

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    1. ¡Ea!, que dirían Paquita Rico o Lolita Sevilla, que también nos dejó hace no mucho.

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