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sábado, 9 de febrero de 2013

Opiniones de un payaso

   Empezaré por decir que a menudo me sucede que encuentro para mis artículos títulos geniales que ya estaban ocupados, me apropio de ellos y, en consecuencia, me veo obligado a hacer las oportunas aclaraciones. Aquí va la de hoy: este artículo no va a hablar de la extraordinaria novela Opiniones de un payaso, de  Heinrich Böll, sino de otro payaso bastante menos admirable, un aprendiz que, con un talento situado a años luz de la ironía y sutileza del personaje de Böll, apenas alcanza la categoría de patán.
   Romperé el suspense desde el principio: me estoy refiriendo a Juan Rosell, presidente de la CEOE, el cual nos ha ¿sorprendido? a todos arrancándose con unas declaraciones en un estilo tabernario por el que tenemos que felicitarnos, ya que, procediendo de alguien que ocupa su puesto, inspira tranquilidad y satisfacción, al demostrarnos el nivel de los timoneles de esta nave llamada España. Ha llegado a afirmar el máximo mandatario del empresariado patrio lo siguiente: "Si a mí me dejas la legislación laboral, te la cambio en una semana": esperemos que quien sea no se la deje, porque la historia de nuestro país ya tuvo suficiente con una Semana Trágica. Ha dicho también esto otro: "Lo único que queremos es un contrato muy simple, muy fácil, de tres líneas". Es que es así de cuco, el señor Rosell, ¡anda, pillín!, si todos sabemos que en realidad a ti te bastaba con tres palabras, si lo tuyo es la simpleza, tú mismo lo has dicho. Mira, te voy a dar un par de borradores sin cobrarte nada, que yo sé que los empresarios gordos como tú andáis a dos velas (no como esos seis millones de falsos parados, que, además, son solo cinco, que lo sabes tú, que eres el más guay y estás capacitado para desmentir encuestas de prestigio mundial) y, además, me has caído simpático, aquí van:
   1.- ¡POR MIS COJONES!
   2.- ¡AQUÍ MANDO YO!
   3.- ¡A LA PUTA CALLE!
   Ya sé que el número tres, con esas cuatro palabras, a ti te parecerá ya un "tocho tremendo" (son tus términos literales, puro tecnicismo de aquilatado experto en economía), pero es que en realidad no es la propuesta de contrato de trabajo, sino el anexo para la regulación del despido, cuestión, tú ya lo sabes, de mayor complejidad.
   ¡Ay, Juan! Pero había un títere que se te escapaba con cabeza: ¡el puto funcionario!, esa sabandija de mierda que, con su corrupción, su lujo, su megasueldo, sus sobornos y demás trapicheos ha hundido al país en la ruina y la crisis, suerte que al final has tenido reflejos y lo has puesto en su sitio: ¿qué son los funcionarios? Grasa. ¿Cuántos sobran? 300.000 o 400.000. ¿Qué hacen? Gastar papel y teléfono. Me maravillo, Juan: ¡menos mal que nos lo has descubierto! Un colectivo como ese es puta escoria, nada que ver con tu selecto círculo de la CEOE, al que pertenecen figuras como José María Cuevas, su hijo, Díaz Ferrán o Arturo Fernández, con sus cosillas  y sus cosazas. ¡Ya te imagino, rodeado de esa audiencia de ejemplares ciudadanos, en el bar de VIPS de la sede de la CEOE, en torno a unas cuantas botellas de whisky del bueno, defendiendo tus sólidas tesis en el tono y escenario apropiados! ¡Qué lucidez en el análisis, qué verbo más escogido, qué prudencia en las propuestas, qué rigor en los argumentos! ¡Qué lástima que no fueras capaz de acabar Políticas, qué gran líder se perdió España!
   Bueno, Juan, como a alguien que se manifiesta como tú le creo capaz de no entender la ironía, voy a terminar con un par de líneas en serio: el país está para pocas bromas, los parados lo están pasando mal de verdad, los jóvenes se merecen algo más que esas migajas de minijobs que tú les arrojas con desprecio desde tu atalaya de sátrapa autosatisfecho, los funcionarios trabajamos en serio y de firme todos los días para ganarnos el pan honradamente, no como tus amiguetes, y antes que sobrar uno solo de nosotros, a lo mejor sobra un bocazas soberbio como tú, que, por mucho que seas o te creas, no vales ni para darte cuenta de que no es piadoso ni sensato machacar a los que ya están machacados. Para insultar, mentir y decir estupideces, hasta el presidente de la CEOE es mejor que se esté calladito, y más, ante micrófonos. Dedícate a tu dinerito y no quieras arreglar España, anda: con la sensatez que demuestras y las burradas que piensas, Dios nos libre de tus coces. 

4 comentarios:

  1. Hola guachimán:
    Qué cosas tan terribles ocurren allá y aquí. El silencio de esta gentuza no ayudaría para aliviar la situación pero evitaría que la herida doliera más.
    Un abrazo desde México, en donde las declaraciones compiten fuerte con las de los señores de los dineros y las decisiones de España.

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  2. Gracias, María Eugenia. Ciertamente, anda el mundo revuelto y con déficit de justicia a ambos lados del Atlántico... y del Pacífico, y del Índico... También por aquí seguimos las cosas de México y nos preocupan algunas de las que azotan a tu gran país, particularmente, el de la violencia de las bandas. Tiene mi hijo un amigo de Torreón que a veces nos cuenta algún episodio tremendo. Paradójicamente, tanto él como mi hijo (que ha estado alguna vez allí), aunque reconocen que la cosa empeora día a día, suelen decirnos que México en su conjunto no es así, de manera que al daño efectivo se añade el daño a la imagen. Esperemos que unos y otros podamos acabar con la basura.

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  3. Contaba ya con tu comentario sobre las declaraciones del presidente de la CEOE, que pertenecen a un discurso que tanto ha influido en las decisiones de los gobiernos del PP.
    !Cuántas veces nos habremos valido del título de la novela de Henrich Böll para caricaturizar a alguien! Lo que pasa es que ahora es algo más que un payaso. Es la voz de alguien que se sabe impune y con poder y piensa seguir influyendo. Encima lo hace con subvenciones que vienen de los bolsillos de todos los contribuyentes.

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  4. Sí es un payaso bastante siniestro, como el Joker de Bat Man, pero en gris.

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