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domingo, 24 de febrero de 2013

Con el paso de los años, la basura sigue siendo basura

   Lo que nos faltaba: ¿también resucitan las tramas negras de la Transición? Nos enteramos hoy de que Emilio Hellín, el valeroso justiciero que en 1980 mató a Yolanda González, trabaja para la Guardia Civil, La Policía Nacional, el Ministerio de Defensa, la Ertzaina y los Mossos de Escuadra. En definitiva: un exmilitante de grupos fascistas que en su día conspiraron contra el actual régimen democrático (cada vez cuesta más creer esto último), está injertado en nuestro aparato de seguridad, increíble. ¿Tendremos que resucitar palabras que suponíamos olvidadas, como connivencia entre cuerpos de seguridad y ultraderechistas, infiltración, etc.? Pero lo que debiera haber hecho imposible que este sujeto trabajase para un estado democrático no son tanto las razones de seguridad como las éticas, porque los actos que inmortalizan a Emilio Hellín y sus compinches en su desalmada ejecución de Yolanda fueron hazañas como estas: cobarde y alevoso secuestro de una casi niña de diecinueve (19) años; asesinato igualmente cobarde de esa persona, con superioridad, indefensión de la víctima, premeditación y nocturnidad, en despoblado y todos los agravantes que imaginar podáis; creación de banda armada y demostradamente violenta; conspiración golpista... Leed los enlaces y lo veréis. ¿Puede un estado democrático tener servidores de esta calaña? ¿Debemos pensar, a la vista de esto y de las facilidades que tuvo el "señor" Hellín para sus repetidas fugas, que en la seguridad del Estado sigue habiendo quienes favorecen a los fascistas? Nada justifica que Hellín trabaje para nuestras policías; ni aunque fuera el mayor virtuoso de la electrónica y la informática -cosa que está por demostrar-, debería alguien con su trayectoria prestar el menor servicio al Estado. En democracia, la ética cuenta, si bien, nada más escribir esto último, se me ocurre que quizás el problema sea precisamente este: que nuestros dirigentes no piensan lo mismo, miles de hechos lo demuestran. Termino: ¿le propinarán quienes han contratado al señor Hellín la inmediata patada en el trasero que se merece? ¿Explicarán quién, cuándo, cómo y por qué contrató sus servicios y en qué condiciones se desempeñan estos? ¿Recibirán el/los responsable(s) del despropósito la sanción que sin duda merecen?  

2 comentarios:

  1. Efectivamente. Lo que nos faltaba. Saludos

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  2. Paco, por edad y por formación política, tú seguro que recuerdas muy bien esta etapa de las tramas negras y este caso, particularmente doloroso y repugnante. Si te lees los artículos, verás que quedaron y quedan algunas zonas de sombra nada tranquilizadoras.

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